El solsticio de invierno de este 2013 comenzó a las 11:11 horas de México, dándole énfasis al día más corto del año.

El solsticio de invierno corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste.

La palabra solsticio se deriva del latín sol (‘Sol’) y sístere (‘permanecer quieto’) y designa al momento en que el Sol parece estar en sus puntos norte y sur más extremos.

“Son puntos de la eclíptica que están a la máxima distancia del ecuador celeste. En el hemisferio norte, el solsticio de verano ocurre alrededor del 21 de junio y el de invierno cerca del 22 de diciembre, aproximadamente. Estas fechas corresponden al día más largo y corto del año, respectivamente”, apunta el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en su “Anuario del Observatorio Astronómico Nacional”.

El significado o interpretación de este evento ha variado en las distintas culturas del mundo, pero la mayoría de ellas lo reconoce como un período de renovación y re-nacimiento, que conlleva festivales, ferias, reuniones, rituales u otras celebraciones.

En el 45 a. c., en el calendario juliano se estableció el 25 de diciembre como el solsticio de invierno de Europa. Había una diferencia entre el año civil (365,2500 días) y el año tropical (365,2422 días), y esa diferencia provocó que el solsticio astronómico no cayera siempre el mismo día, sino que se adelantara aproximadamente tres días cada cuatro siglos.

En 1582, el papa Gregorio XIII decretó el cambio al nuevo calendario gregoriano, con lo que el solsticio de invierno (en el hemisferio norte) sucedía alrededor del día 21 de diciembre. Anualmente, en el calendario gregoriano el solsticio fluctúa ligeramente, pero a largo plazo (solo alrededor de un día cada 3000 años).

El invierno es una palabra de significado subjetivo, puesto que no tiene un principio o mitad que esté científicamente establecido, sin embargo en el caso del solsticio de invierno podemos calcular con exactitud el segundo en el que ocurre. Aunque en teoría el solsticio de invierno solo dura un instante, este término también se usa normalmente para referirse a las 24 horas del día en que tiene lugar.

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