Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir

Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir


Sandra Isabel Jiménez Mateos

El 28 de diciembre de 1895 se hizo la primera presentación de una película ante el público. Los hermanos Lumière (Auguste y Louis) presentan su “Société d’Encouragement à l’Industrie Nacional La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir” (Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir), ante el público, pero no con fines de espectáculo, si no para exhibir su invento, el cinematógrafo, y mostrar lo que se podía lograr con el mismo.

Pero la asistencia fue abrumadora, porque el invento llegaba al público precedido por la fama que ya se había ganado al haberse presentado ante diversas sociedades científicas, cuyos miembros se habían maravillado y la mayoría lo había aclamado ampliamente.

Sin embargo los hermanos Lumiere no estucieron en el evento porque se sentían vencidos por la fatiga y -probablemente- también por la emoción. Fue su padre Claude-Antoine Lumiere quien organizó el histórico acto.

El éxito fue tan grande, que tres semanas después la asistencia diaria llegaba a 3,000 personas, algo que hoy en día muchas salas de cine no consiguen.

Y así, nació el cine como espectáculo, como el gran atrayente de multitudes para ver a otros en la pantalla moviéndose.

La presentación se hizo en el subsuelo del Grand-Café en el Salón Indiano sobre el Bulevar de los Italianos, en París, un local grande y espacioso, para una cinta que dura 43 segundos, la primera que se grabó, y que mostraba a los obreros de la fábrica Lumière , ubicada en Lyon Monplaisir, saliendo de su trabajo, la cual estuvo acompañada de otras nueve presentaciones: El desayuno del bebé, la demolición de un muro, un barco saliendo del puerto y la más celebrada de todas, “la llegada de un tren a la estación de Ciotat”, donde parecía que la locomotora saldría de la pantalla, según expresiones de la época. así como El regador regado.

Cuentan algunas versiones que los espectadores al ver que la locomotora se les iba encima algunos salieron corriendo, pero también que la sala se llenó de risas con la divertida filmación del jardinero que en vez de regar las flores se regaba a sí mismo.

Entre el público también había periodistas; uno de ellos comentó que el espectáculo era de una autenticidad increíble, otro escribió: «Este es uno de los momentos más extraordinarios de la historia de la humanidad»

Georges Méliés, director del teatro Robert­Houdin, y muchos otros ofrecieron sumas desorbitadas a los Lumiere para comprar su procedimiento, pero Auguste y Louis las rechazaron todas. El cine no estaba a la venta, sería explotado por concesionarios a cambio de una «módica» suma, del 50% de los ingresos. Para lanzar su cinematógrafo, ambos hermanos no dudaron en proporcionar gratuitamente los aparatos, las películas y hasta los operadores. Pronto, en toda Francia, y luego en el mundo entero, todos deseaban tener cines.

El invento de los Lumière tuvo un éxito inmediato en toda Europa e incluso en Estados Unidos, donde superó al kinetoscopio de Tomas Alva Edison (una caja de madera vertical con una serie de bobinas sobre las que corrían 14 m. de película en un bucle continuo, en la que sólo podía observar una persona).

En un año, los hermanos Lumière crearon más de 500 películas, con decorados naturales, breves y en una posición fija de la cámara.

El éxito también les trajo contratos de filmación, lo que les significó un éxito económico.

Por un tiempo, el cine fue considerado una atracción menor, incluso un número de feria, pero cuando George Méliès usó todos sus recursos para simular experiencias mágicas, creando rudimentarios -pero eficaces- efectos especiales, los noveles realizadores captaron las grandes posibilidades que el invento ofrecía.

Fue George Méliès quien inventó el espectáculo cinematográfico, en contraste con el tono documental de los Lumière, utilizando historias y decorados fantásticos, como en Fausto y Barbanegra; desarrolló nuevas técnicas cinematográficas, sobre todo con Viaje a la luna (1902) y con Viaje a través de lo imposible (1904), aplicando la técnica teatral ante la cámara y creando los primeros efectos especiales y la ciencia-ficción filmada.

De esta manera, en la primera década del siglo XX surgieron múltiples pequeños estudios fílmicos, tanto en Estados Unidos como en Europa.

Auguste falleció en Lyón, (el 10 de abril de 1954) y Louis  en Bandol, Francia, (el 6 de junio de 1948).

Actualmente su cámara de fotografía color esta en el museo de cine de Paris, con la de George Méliès.

Nota relacionada: Auguste Lumiére, de inventor del cinematógrafo, a fisiólogo rechazado

La palícula se puede ver en https://youtu.be/xxLGDF_121U

 

 

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