Para acercar a los jóvenes a la ciencia hay que platicarles, hablarles como a un amigo, como si fuera alguien de tu familia, sobre esta área del conocimiento que a veces parece lejana y compleja, para que florezca ante sus ojos una nueva conciencia del mundo en el que viven, aquí entra la tarea de la divulgación de la ciencia.

Muchos son los que dicen que les gusta el trabajo de divulgación científica, bastantes los que afirman que esto les apasiona, pero pocos, tal vez muy pocos, los que la han hecho una forma de vida, como Adalberto Fox Rivera, fiel creyente de un mundo mejor informado y coordinador de Sábados en la Ciencia.

Rodeado de carteles de concursos y eventos científicos, así como fotografías de sus actividades, ante una taza de café y con una amplia sonrisa, cuenta que hace 20 años el tema de la divulgación no se consideraba como una actividad de trascendencia y, aunque todavía hay mucho que hacer, ya está reconocida por la Academia Mexicana de la Ciencias y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Es egresado de Comunicación y trabajó 12 años en el área de artes, que tiene mucho que ver con la creatividad, después trabajó en la Dirección General de Investigaciones, en la que se mantuvo en contacto con los investigadores, por eso pudo coordinar diversos proyectos de divulgación de una forma integral y organizada.

La oficina en la que trabaja se sitúa en Rectoría, la luz entra de lleno mientras habla sobre que ya tiene más de 32 años trabajando en la Universidad Veracruzana y dos décadas en la divulgación, y no se cansa, dice, porque está convencido de la importancia de esta tarea, la cual radica en informar a los jóvenes y concientizarlos sobre lo que pueden hacer para ayudar a mejorar su entorno.

Cuando se logra llegar hasta ellos, poco a poco incorporan esta perspectiva de acción a su visión del mundo y eso es un gran cambio, asienta.

“Yo lo veo simplemente en el público de Sábados en la Ciencia, de repente ya los ves en la universidad, en posgrado. Muchos de ellos, que primero eran asistentes, hicieron una carrera o doctorado afín y finalmente regresan a la universidad y dan una plática, el círculo se cierra”.

El teléfono suena, pero sin prestarle mucha atención, lo cuelga, no se interrumpe,  reconoce que la divulgación de la ciencia crece en un terreno fértil y ahora, con las redes sociales y el internet es más sencillo llegar a las nuevas generaciones, “ahora hay más conocimiento, hay más formas de comunicarse, y las tenemos que explotar más que a cualquier otro medio. Nuestra promoción ahora es en los medio electrónicos, eso ha permitido hacer conciencia y tener más alcance. Si te enteras, participas y unos invitan a otros, la voz se corre y el conocimiento se expande”.

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