Arne Larsson con su marcapasos

Arne Larsson con su marcapasos


Arne Joseph Larsson fue el primer ser humano al que se le aplicó un marcapasos interno y después del éxito de su intervención se convirtió en un activista que contribuyó al uso del marcapasos, ayudando a otros pacientes con problemas cardíacos.

Nació en Skultuna, Suecia, el 26 de mayo de 1915. Sus primeros síntomas de problemas cardíacos, (como taquicardia y leves arritmias) los sintió a los 21 años, corriendo en una carrera juvenil de su universidad. Desde entonces se volvieron cada vez más comunes.

Sus males incrementaron en 1955 después de una hepatitis.

Arne Larsson era un ingeniero, especialista en centrales eléctricas, y a partir de ahí acudió varias veces a centros hospitalarios, y tras no obtener mejorías, estaba convencido de que su vida no sería larga.

Durante tres años, Larsson lo intentó todo, pero su estado empeoraba progresivamente hasta llegar a desmayarse a menudo en casa, en el trabajo y en plena calle. En una entrevista realizada en 1985,  refirió que siguió tratamientos diversos, «con atropina, isprenalina, café, champán y mucho whisky, que de hecho fue la mejor medicina».

Pero seguía empeorando: «un día los médicos le dijeron a mi mujer que ya no podían hacer nada más por mí».

La mayor expectativa de vida que le daban era llegar a los 50 años.

Su máxima preocupación entonces era su familia, especialmente sus dos hijos, de nueve y tres años de edad.

Prácticamente había aceptado que estaba ya al final de su vida: «Si en aquellos momentos me hubiera dicho alguien que ahora estaría aquí (en Torremolinos, España, 17 años después de que le implantaron el primer marcapasos, en una convención -precisamente- sobre esos aparatos), disfrutando de la vida, le hubiera contestado: ‘Amigo, ya no ocurren milagros», mencionó.

Su búsqueda de hacer que su corazón funcionara tuvo frutos, cuando su esposa se enteró en 1958 de que en el hospital Karolinska (en Solna, Suecia), el cirujano Aske Senning realizaba experimentos con perros, colocándoles marcapasos.

Sin embargo, lo todavía poco eficaz del invento hacía que no hubiese aún la decisión de implantarlo a un ser humano.

Pero para Larsson era la esperanza de que le implantaran el aparato o el deceso: «Mi pulso era entonces de 20 latidos por minuto y sabía que el marcapasos era mi única oportunidad y tenía que aprovecharla», refirió en la entrevista publicada en el periódico El País, el 17 de julio de 1985.

Con un paciente dispuesto a recibir el aparato, el doctor Senning y el ingeniero Elmqvist, inventor del aparato, comienzan a trabajar en el proyecto, y el 8 de octubre de 1958, por la noche, deciden abrir la cavidad toráxica de Arne Larsson para insertarle dos electrodos en el músculo del corazón.

Por desgracia, este primer marcapasos dejó de funcionar a las tres horas de la operación, probablemente por haber resultado dañado durante su introducción en el cuerpo del paciente. Aunque fue sustituido por una unidad similar, esta también falló a la semana, pero le implantaron un nuevo aparato.

Arne Larsson volvió a nacer aquella noche.

Después de un año y medio de reposo se reincorporó a su trabajo hasta 1973, año en que se jubila.

En noviembre de 1961 Senning tuvo que intervenir al enfermo para insertarle un nuevo modelo que fue reemplazado en enero del año siguiente.

Arne Larsson recibió un total de 26 de estos dispositivos a lo largo de su vida. El sueco murió en Nacka, Suecia, el 7 de noviembre de 2001, a los 86 años de edad, por otra de las enfermedades que más azotan a la humanidad: cáncer. En su caso, fue de piel.

Arne Larsson, el primer ser humano al que le implantaron un marcapasos

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