Astrónomos descubren un antiguo sistema con cinco pequeños planetas

El atiborrado sistema Kepler-444 es el hogar de cinco pequeños planetas que se encuentran en órbitas muy compactas. Los planetas se pudieron detectar al observar la pérdida del brillo que se produce cuando transitan el disco de su estrella madre, como se muestra en este concepto artístico. / Tiago Campante/Peter Devine


Utilizando datos proporcionados por la misión Kepler, de la NASA, astrónomos descubrieron un sistema planetario con cinco pequeños planetas que data de cuando la galaxia Vía Láctea tenía sus juveniles dos mil millones de años.

El abarrotado sistema, llamado Kepler-444, es el hogar de cinco planetas de variado tamaño; el tamaño del más pequeño se compara con el tamaño de Mercurio y el más grande, con el de Venus. Los cinco planetas orbitan su estrella, similar a nuestro Sol, en menos de diez días, lo que hace que sus órbitas estén mucho más cerca que la sofocante órbita de Mercurio alrededor del Sol, la cual dura 88 días.

“Mientras que esta estrella se formó hace mucho tiempo, de hecho antes que la mayoría de las estrellas de la Vía Láctea, no tenemos indicios de que ninguno de estos planetas albergue vida ahora o haya albergado vida alguna vez”, dijo Steve Howell, un científico del proyecto Kepler/K2 en el Centro de Investigaciones Ames (Ames Research Center, en idioma inglés), de la NASA, ubicado en Moffett Field, California. “A sus actuales distancias orbitales, la vida tal como la conocemos no podría existir en estos antiguos mundos”.

Kepler-444 se formó hace 11.200 millones de años, cuando el universo tenía menos que el 20 por ciento de la edad actual. Esto convierte a Kepler-444 en el más antiguo sistema conocido de planetas del tamaño de la Tierra; es dos veces y media más antiguo que la Tierra.

Con el propósito de determinar la edad de la estrella y, en consecuencia, la edad de sus planetas, los científicos midieron el muy pequeño cambio en el brillo de la estrella anfitriona causado por ondas de presión dentro de la estrella. El movimiento abrasador que tiene lugar debajo de la superficie de la estrella genera estas ondas de presión afectando así la temperatura y la luminosidad de la estrella. Estas fluctuaciones llevan a minúsculos cambios o variaciones en el brillo de una estrella. Este estudio del interior de las estrellas se llama asterosismología y permite a los investigadores medir el diámetro, la masa y la edad de una estrella.

El sistema Kepler-444 se encuentra ubicado a aproximadamente 117 años luz de la Tierra, en dirección a la constelación de Lira (Lyra, en idioma inglés). En la revista de astrofísica llamada The Astrophysical Journal, se publicó un artículo sobre este descubrimiento.

(NASA)

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