Manifestaciones artísticas como el ballet y la música clásica comparten un estigma de ser vistos como anticuados o incluso obsoletos, sin embargo su aprendizaje, práctica y ejecución siguen actuales y vigentes y enriquecen el lenguaje de los artistas en formación, coincidieron Emmanuelle Lecomte e Isabel Ladrón de Guevara, académicas de las facultades de Danza y Música de la Universidad Veracruzana (UV).
         “Tanto el ballet como la música de concierto son percibidos como algo antiguo, académico, y sin embargo son tan actuales como la danza y la música más contemporáneas del mundo, pues aunque su valor estético se haya establecido desde hace siglos, los principios del lenguaje son los mismos y pueden ser aprovechados para creaciones contemporáneas”, sostuvo Lecomte.
         Al participar en la charla Música y Danza en el marco de la XIII Semana del Músico organizada por alumnos de la Facultad de Música de la UV, las académicas afirmaron que en sus orígenes, la música y la danza estuvieron ligadas a manifestaciones religiosas, culturales y festivas de la sociedad, pero al irse formalizando su estudio se fueron dividiendo y sectorizando.
         “El origen de la música y la danza es el mismo, eran la base de las festividades religiosas y comunitarias, manifestaciones de convivencia; al evolucionar la sociedad se fueron delimitando los campos de acción de las artes, por ejemplo: el desarrollo de la notación musical por los monjes europeos en la Edad Media, marca una separación mayor de la música y la danza y el uso que se le podía dar”, sostuvo Ladrón de Guevara.
         La pianista y doctora en interpretación musical por la Universidad del Sur de California afirmó que esta separación es la base de las artes como se conocen actualmente, pues ligó a la música a una inamovilidad propia del carácter formal de la iglesia católica, mientras que la danza siguió una evolución más ligada a otras prácticas sociales, que no volvió a academizarse hasta la creación del ballet escénico.
         A ese respecto, Emmanuelle Lecomte dijo que el ballet cuenta con una tradición de por lo menos 400 años y que, semejante a lo que pasa con la música de concierto, la evolución de la danza como arte es continua y cada época ha contado con características especiales, pero esto a veces se deja de tomar en cuenta al considerarse sólo como una técnica para el desarrollo de los bailarines.
         “El ballet sigue siendo básico en la formación de los bailarines actualmente; el manejo de la corporalidad que da el ballet ayuda en el desarrollo de la expresión corporal del artista, brinda una serie de herramientas que después el intérprete puede agregar a su lenguaje y hacerlo propio. Es muy similar a la formación musical en donde los jóvenes inician por aprender todo lo clásico como una base para explorar otras expresiones”, dijo.
         Lecomte y Ladrón de Guevara dijeron que entre más integral sea la formación de un artista y se rompan las barreras en los esquemas de educación, se podrán aprovechar de mejor manera todos los criterios que la música y la danza tienen en común.
         “Hay conceptos que se manejan en ambas artes, la danza tiene cadencia, ritmo, armonía, lo mismo que la música; la ejecución de ambas tiene el cuerpo como base. A los bailarines muchas veces les falta conciencia de la musicalidad de su cuerpo y a los músicos de su corporalidad, por eso es importante buscar una integralidad que enriquezca a los artistas en formación”, afirmó Ladrón de Guevara.

Los comentarios están cerrados.