Flor de vainilla, Universidad Nacional, Colombia

Flor de vainilla, Universidad Nacional, Colombia


David Sandoval Rodríguez

Cada año se descubre una nueva especie de vainilla, por lo que es necesario investigar la planta a nivel genético y así mejorar su producción, declaró Michel Grisoni, de la Unidad Mixta de Investigación del Poblamiento Vegetal y Bioagresores en las Regiones Tropicales (UMR-PVBMT) del Centro de Investigación y Desarrollo Agrícola (CIRAD) de Francia.

Al participar como ponente en el I Congreso Internacional de Orquídeas Tropicales y el III Encuentro Mexicano de Orquideología realizado por la Universidad Veracruzana (UV), presentó la ponencia “Diversidad y mejoramiento genético de la vainilla” en la cual señaló que existen alrededor de 110 especies de vainilla en todo el mundo, no obstante su diversidad es escasa, comparada con otras especies; 55 de ellas producen frutos aromáticos y son las que reportan un valor económico y comercial importante.

Michel Grisoni

Michel Grisoni

Actualmente se han clasificado 116 especies en 20 grupos taxonómicos, “no obstante desde 2010 cada año se descubre una nueva especie; seguro hay otras que quedan por descubrir tanto en América, África y Asia”.

Comentó que su trabajo con vainilla suma más de una década, analizando la variabilidad aromática de frutos provenientes de Vanilla planifolia y especies relacionadas, ello por medio de un análisis de los compuestos aromáticos que se clasifican y relacionan con los marcadores genéticos establecidos por la UMR-PVBMT.

Hace cuatro años su laboratorio comenzó a trabajar en la clasificación y control de calidad de diversas especies y actualmente está en un proceso de certificación como centro difusor de especies de vainilla a nivel internacional.

La vainilla pertenece a las orquídeas pero posee características muy específicas, puntualizó el ponente, entre ellas la resistencia al calor y a la sequía, “que con el cambio climático puede ser de suma importancia; también tienen la capacidad de autofertilidad, es decir, que no necesita la acción de polinizadores para la fecundación y producción de frutos”.

Asimismo existen especies con una alta tasa de germinación, algunas tienen una floración muy abundante, de hasta tres o cuatro meses de duración, y otras tienen flores que emiten compuestos aromáticos, lo que atrae a los polinizadores. Por otro lado, se ha encontrado que algunas tienen resistencia a las enfermedades, en particular a la conocida como fusariosis, que es provocada por un hongo del género Fusarium que se encuentra en el suelo.

En cuanto a la producción de aromas, uno de sus elementos más preciados, explicó que “hay una gran diversidad en las vainillas. Hicimos un trabajo de caracterización y observamos que no todas tienen vainillinas, en realidad son pocas las especies y sus niveles varían entre ellas; lo que se debe remarcar de la vainilla es que su contenido de metabolitos secundarios es extremadamente alto y ello hace necesario que su proceso de almacenamiento se supervise ya que puede convertirse en tóxico”.

Se sabe ahora que la diversidad genética de la Vanilla planifolia que se cultiva en el Océano Índico es regularmente homogénea, lo que representa un potencial de riesgo en caso de detectar alguna enfermedad.

En ese sentido, comentó que a mediados del siglo XX se documentó por primera vez en Madagascar una enfermedad que afectaba a la planta, secándola de forma gradual, lo que hacía muy difícil determinar cuántos individuos estaban enfermos. Esta situación era provocada por el hongo Fusarium, especie que se adhiere a las raíces de la planta y va ascendiendo gradualmente. Al día de hoy, agregó, es la enfermedad número uno de la vainilla a nivel mundial.

En la actualidad, Grisoni trabaja con un equipo de científicos que realiza distintas cruzas genéticas con el objetivo de crear un híbrido resistente al hongo sin detrimento de sus propiedades aromáticas. La base del estudio es la Vanilla planifolia.

“Los cruces interespecíficos dan resultados que pueden ser interesantes, pero en muchos casos la diferencia entre las características de los pares genéticos son tantas que el resultado no corresponde a lo que se necesita, por ello nosotros nos interesamos más específicamente en la Vanilla planifolia, que representa al 98 por ciento del mercado.”

Como conclusiones mencionó acciones que deben profundizarse a futuro, principalmente en el conocimiento de la diversidad genética de la vainilla y analizar de manera específica sus recursos genéticos para identificar rasgos de interés que puedan utilizarse con fines académicos y comerciales.

Recalcó que la conservación es de igual importancia, tanto la que ocurre in situ como ex situ. Ambas ofrecen sus propias ventajas, reconoció, pero a partir de las investigaciones y la conservación en laboratorios especializados, se tiene la ventaja de poder caracterizar genéticamente el material y tenerlo a disposición para hacer ensayos.

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