Científicos del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, intentan revertir los graves daños a la salud y al medio ambiente que generan las baterías alcalinas usadas, informó hoy la institución en un comunicado.

     Investigadores del Cinvestav Unidad Saltillo indicaron que una de estas baterías alcalinas gastadas lanzada a la basura puede contaminar hasta 100.000 litros de agua y originar daños al riñón, pulmón, al sistema nervioso central, generar cáncer y -dependiendo la cantidad de ingesta- hasta la muerte.

     Los investigadores Jesús Torres Torres y Alfredo Flores Valdés dijeron que las pilas tienen compuestos químicos de manganeso, zinc, cadmio y mercurio, que cuando comienzan a degradarse y se filtran al subsuelo contaminan el agua que ahí encuentran.

     En México, en promedio, se emplean 10 baterías por habitante al año, y en un país de 110 millones de personas, se arrojan a la basura más de 1.000 millones de unidades, por lo que la contaminación que se genera al ambiente y a la salud es muy grave.

     Para tratar de revertir esta situación, el Cinvestav inició en 2006 un proyecto científico para darle tratamiento al desecho de las baterías.

     A través de lo que se conoce como reducción aluminotérmica, Torres Torres y Flores Valdés utilizan los óxidos de manganeso y de zinc como materia prima secundaria para crear productos en el área de la metalurgia.

     Los elementos de zinc y manganeso se pueden reciclar y aplicar para fabricar ferroaleaciones y aleaciones de aluminio, útiles en la industria automotriz.

     Una pila, dijo Flores Valdés, contiene alrededor de 30 por ciento de óxido de zinc y otro 30 de óxido de manganeso, entre otros compuestos, los cuales se emplean para producir aleaciones base de aluminio en la industria automotriz para fabricar partes de los motores, sistemas de enfriamiento, ductos o el escape de un vehículo.

     El proceso reduciría costos en la industria, pues en lugar de utilizar materia prima pura como el zinc, se obrendría el óxido de las baterías alcalinas usadas, con las mismas características físicas, mecánicas y térmicas, pero a un menor precio.

     Los expertos destacaron que en México se consumen casi un millón de toneladas anuales de aluminio, el cual se importa, pues el país carece de este material.

     Del millón de toneladas, 450.000 son para la industria automotriz.

     «Si logramos reciclar todas las pilas que se generan en el país, podríamos sustituir todo el zinc y manganeso que necesita la industria», afirmó Flores Valdés.

     En México no existe una cultura del reciclaje, mientras que en Estados Unidos, Alemania, Francia, o Suecia, la legislación es muy estricta.

     En los países desarrollados, cada productor de baterías es responsable de la disposición final de ésta, mientras que en México, la responsabilidad del reciclaje es del consumidor.

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