Científicos mexicanos logran obtener en laboratorio partículas de diamantes


Por el desarrollo fueron premiados dos investigadores de la UNAM y uno más de la UANL con el IG Nobel, que reconoce los trabajos científicos sorprendentes en el mundo.

La joyería es la más popular de las utilidades de un diamante. Sin embargo, en nuestros días tiene aplicaciones muy importantes, principalmente en la industria, por lo cual se fabrica de forma sintética en laboratorios de diversas instituciones en el mundo.

En nuestro país, los investigadores Javier Morales, de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Miguel Apátiga y Víctor Castaño, ambos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lograron hacer en laboratorio microscópicas partículas de diamante a partir de una mezcla de 40 por ciento de etanol y 60 de agua.

En un acto curioso, los científicos experimentaron con tequila, pues en su composición química se incluyen carbono y etanol, elementos esenciales para la obtención de diamantes. Los resultados sorprendieron a la comunidad científica mundial, al grado que en 2009 los mexicanos fueron reconocidos con el premio IG Nobel de química, que se entregan cada año en la Universidad de Harvard por la organización estadunidense Imposible Research y que distingue a los trabajos científicos más inesperados del orbe.

El diamante es uno de los materiales más duros que se conocen, por ello se emplea en metalmecánica a modo de herramienta de corte, en electrónica para fabricación de chips por su cualidad como aislante, y por ser muy buen conductor térmico en la industria aeroespacial y en óptica.

Sobre la obtención de diamantes sintéticos, el doctor Víctor Castaño Meneses, investigador del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA) de la UNAM, explica que desde el siglo XIX los científicos de la época incursionaron en ello. Actualmente se fabrican de manera industrial, sobre todo en China, a un precio de 100 dólares el kilo. Añade que se inicia su utilización en medicina, pues se trata de un material inerte, que no genera rechazo y tiene propiedades electrónicas que le permiten ser transportador de medicamentos, y que ya se trabaja en la utilización como receptores de glucosa en el organismo.

“En la fabricación de diamantes se necesita carbón, el cual se encuentra en el tequila, pero además agua que sirve como enlace. Entonces, una mezcla de agua y alcohol logra esta combinación, pero el tequila casualmente tiene la composición ideal, por eso obtuvimos los resultados esperados, lo cual no sucederá si se emplea ron, whiskey u otra bebida alcohólica”, refiere el doctor Castaño Meneses, quien es además destacado miembro de la Academia de Ingeniería.
Para el desarrollo, los científicos sometieron el tequila a calor (más de 800 grados), y al evaporarse se traslada hacia una cámara que produce una reacción química en la que se rompen las moléculas de carbón hasta que se generan átomos de este compuesto, los cuales se acumulan en una plancha de acero inoxidable en forma de microscópicos cristales formando una película muy delgada de diamantes.

“El empleo del tequila es innovador, pero no es la base para crear diamantes, se requiere etanol y agua”, señala el doctor Castaño Meneses, y aclara que se pretende industrializar el desarrollo, pero que aún no se ha concretado nada con quienes se han acercado.

El investigador de la UNAM también se ha hecho acreedor a diversos reconocimientos a lo largo de su trayectoria, entre ellos el Premio de la Academia de la Investigación Científica (ahora, Academia Mexicana de Ciencias), así como la distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, que otorga la UNAM.

Asimismo, el doctor Castaño Meneses es desde 2011 editor en jefe de la revista Recent Patents in nanoMedicine, editada por Bentham Science.

(Agencia ID)

Los comentarios están cerrados.