El maíz: Nuestro rostro, nuestro corazón

El maíz: Nuestro rostro, nuestro corazón


México es más que autosuficiente en maíz para consumo humano, por lo que los brotes de aparente escasez que a veces se presentan tendrían que explicarse por movimientos especulativos, afirma el director del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, Héctor Bourges Rodríguez, en un capítulo del libro El maíz: nuestro rostro, nuestro corazón, editado por la Fundación Herdez.

 

“De acuerdo con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), con un rendimiento promedio de 3.2 toneladas métricas por hectárea (tm/ha), la producción anual de maíz oscila entre 22 y 23 millones de toneladas métricas, de las cuales 80 por ciento es maíz blanco en el que predominan las variedades apropiadas para la nixtamalización, y el resto es maíz amarillo de uso forrajero e industrial. A la producción nacional se agrega la importación anual de entre 6 y 8 millones (2007) de tm de maíz amarillo lo cual genera una disponibilidad teórica anual de alrededor de 30 millones de tm”.

 

“El consumo humano de maíz es de poco más de 12 millones de tm por año (que corresponde a unos 300 gramos diarios per cápita en zonas rurales y 180 gramos diarios en zonas urbanas), es decir menos de la mitad de la disponibilidad teórica anual. (…) México es el cuarto mayor productor de maíz del mundo y en nuestro país es el cultivo principal, que ocupa 8.5 millones de hectáreas (un tercio de la superficie cultivada), aporta casi 20 por ciento del valor de la producción agrícola nacional y al que se dedican 80 por ciento de los agroproductores del país.”.

 

Con la información anterior, es claro que México es más que autosuficiente en maíz para consumo humano; en este sentido cabe insistir en la necesidad de que el Estado mexicano cuente, como ocurría en antaño, con reservas estratégicas del grano para evitar o paliar esos brotes, recomienda Bourges Rodríguez.

 

Por otra parte, el médico cirujano egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, expone que en vista de que las cifras de producción y consumo humano de maíz, no es sostenible el argumento de que “es urgente el uso de variedades de maíz modificadas por ingeniería genética (OMG) debido a que la producción es insuficiente”.

 

“Aunque el asunto de los OMG es muy amplio y complejo, el tema amerita decisiones delicadas que se deben tomar caso por caso, especie por especie y modificación por modificación, ya que conlleva riesgos ecológicos, culturales, económicos y políticos. La reciente tendencia a usar la planta de maíz como “biofábrica” de sustancias no comestibles como lubricantes, plásticos y fármacos representa un riesgo potencial de salud para nuestra población, debido al cuidado insuficiente que han mostrado tener las empresas productoras para evitar que el polen de estos OMG se libere al medio ambiente y contamine los cultivos alimentarios”, comenta Bourges en el capítulo El maíz: eje alimentario para la población mexicana.

 

El maíz, base de nuestra cultura

El maíz, fue domesticado en múltiples regiones de México, cada raza está adaptada a su entorno ecológico, por lo que es importante mantener las razas nativas regionales, las cuales han sido el resultado de años de selección por nuestros ancestros, señalan Edelmira Linares y Robert Bye, investigadores del Jardín Botánico de la UNAM.

 

“Actualmente ha surgido un movimiento para la revalorización de los usos tradicionales del maíz, en parte por el reconocimiento que la Organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura, (UNESCO) ha conferido a la comida tradicional mexicana, como parte del Patrimonio Inmaterial y Oral de la Humanidad. Este momento es clave en el registro de los ingredientes culinarios que México ha brindado al mundo. Este reconocimiento ha contribuido a la conservación in situ de los maíces nativos, los cuales en algunos casos se encuentran amenazados de desaparecer, lo cual representaría una pérdida irreparable”.

 

La cocina tradicional ha aprovechado las diferentes características de las razas de maíz para elaborar una multitud de formas y preparaciones, lo que ha favorecido a que la comida tradicional mexicana sea tan rica y variada.

 

Las razas de maíz originadas en México representan nuestro patrimonio biológico y cultural, el cual debemos de conservar y atesorar para las generaciones futuras, rencomiendan los investigadores de la UNAM en el libro realizado por la Fundación Herdez.

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