El más nuevo rover científico de la NASA está preparado para ser probado del tres de mayo al ocho de junio en la parte más elevada de Groenlandia.

El robot conocido como Grover, que significa tanto Rover de Groenlandia como Vehículo Goddard de Control Remoto para Exploración e Investigación, por sus siglas en inglés, recorrerá el frígido paisaje realizando actividades para ayudar a los científicos a entender mejor los cambios en la masiva capa de hielo.

Este robot autónomo, que funciona con energía solar, carga un radar capaz de penetrar el suelo para estudiar cómo se acumula la nieve, añadiéndose capa sobre capa al desierto polar a través del tiempo.

La superficie de Groenlandia se volvió noticia cuando en el verano de 2012 temperaturas mayores a las usuales causaron que se derritiera cerca del 97% de la capa de hielo superficial. Los científicos del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, en Greenbelt, Maryland, EUA, esperan que GROVER detecte el estrato de la capa de hielo que se formo tras el extremo deshielo.

La investigación con rovers polares cuesta menos que las aeronaves o satélites, que son las plataformas usuales.

“Robots como el GROVER nos dan una nueva herramienta para los estudios de glaciología”, dijo Lora Koenig, una glacióloga en Goddard y consultora de ciencia en el proyecto.

En junio al GROVER se le unirá en la capa de hielo otro robot, llamado Cool Robot, desarrollado en la Universidad Dartmouth, en Hanover, con financiamiento por parte de la Fundación Nacional de Ciencia. Este rover puede remolcar varios paquetes de instrumentos para conducir estudios de muestreos glaciológicos y atmosféricos.

GROVER fue desarrollado en 2010 y 2011 por un equipo de estudiantes que participaban en campos de entrenamiento en ingeniería, durante el verano, en Goddard. Los estudiantes estaban interesados en construir un rover y le preguntaron a Koenig si un rover podría ayudar en sus estudios de acumulación de nieve en capas de hielo. Esta información usualmente es recolectada por radares cargados por motonieves y aeroplanos. Koenig sugirió poner un radar en un rover para este trabajo.

Koenig, ahora una consultora científica en el proyecto GROVER, le solicitó a Hans-Peter Marshall, un glaciólogo de la Universidad Estatal de Boise, que llevase sus expertos en radares pequeños, autónomos y de poco poder, que pudiesen ser montados en GROVER. Desde su comienzo en el campo de entrenamiento, GROVER ha sido ajustado, con financiamiento de la NASA, en la Universidad Estatal de Boise.

El prototipo GROVER, similar a un tanque, mide poco más de 1.80 mts, incluyendo los paneles solares. Pesa casi 363 kgs. y atraviesa el hielo en dos vías de motonieve. El robot es accionado completamente por energía solar, así que puede operar en ambientes polares prístinos sin contaminación aérea. Los paneles están montados en una V invertida, lo que les permite recolectar energía del Sol y de la luz solar que se refleja en la capa de hielo.

Un radar capaz de penetrar el suelo, accionado por dos baterías recargables, se encuentra en la parte trasera del rover. El radar manda señales de radio hacia la capa de hielo, y las ondas rebotan de los objetos enterrados, informando a los investigadores acerca de las características de la nieve y las capas de hielo.

Desde una estación de investigación llamada Campo Cumbre, operada por la Fundación Nacional de Ciencia, localizada en un punto donde la capa de hielo tiene más de tres kilómetros de grosor, GROVER avanzará a una velocidad promedio de dos kilómetros por hora. Debido a que el Sol nunca baja del horizonte durante el verano ártico, GROVER podrá trabajar a cualquier hora y deberá ser capaz de trabajar más tiempo y recolectar más datos que un humano en una motonieve.

Al comienzo de los exámenes en la cumbre, el equipo de Koenig mantendrá a GROVER suficientemente cerca del campamento y se comunicará con él vía Wi-Fi dentro de un rango de 4.8 kilómetros. GROVER transmitirá fragmentos de información durante la prueba para asegurar que trabaja correctamente pero la mayor parte de la información será recuperada al final de la temporada. Los investigadores eventualmente cambiarán a comunicaciones satelitales, lo que permitirá que el robot explore un área mayor y transmita información en tiempo real. En el mejor de los casos los investigadores serán capaces de manejar el rover desde sus mesas.

“Pensamos que es sumamente poderoso”, dijo Gabriel Trisca, un estudiante de Maestría, de la Universidad Estatal de Boise, quien desarrolló el software de GROVER. “El hecho es que el robot podría estar en cualquier parte del mundo y podremos manejarlo de donde sea.”

Michael Comberiate, un ingeniero retirado de la NASA, y director del Campo de Entrenamiento de Ingeniería de Goddard, dijo que el rover terrestre de Groenlandia es muy similar a las misiones de la NASA fuera del planeta.

“GROVER es como una nave espacial pero que opera en la tierra,” dijo Comberiate. “Tiene que sobrevivir sin mantenimiento durante meses en un ambiente hostil, con solo unos pocos comandos para interrogarlo y descubrir su estado y darle algunas directrices para cómo arreglar los problemas en los que se encuentre.”

Koenig espera que más información de radar ayude a brindar luz sobre la acumulación de nieve en Groenlandia. Los científicos comparan la acumulación anual con el volumen de hielo perdido al mar cada año, para calcular el balance total de la capa de hielo y su contribución al aumento del nivel del mar.

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