Un grupo de arqueólogos descubrió una construcción de grandes dimensiones de la era Bizantina en el oeste de Jerusalén, en la que se encuentra un molino para la extracción de aceite en buen estado, una prensa de vino y un mosaico, anunció hoy la Autoridad de Antigüedades de Israel.

     \’Es muy parecido a un monasterio\’, declaró la directora de la  excavación, Irene Zilberbod, en un comunicado.

     Un vocero de la Autoridad de Antigüedades dijo que las primeras pistas de la construcción se descubrieron en semanas recientes, durante las obras de construcción de un nuevo vecindario residencial en el pueblo de Bet Shemesh, a unos 35 kilómetros al oeste de Jerusalén.

     Las excavaciones revelaron un gran complejo rodeado de un muro exterior y dividido en el interior en áreas industrial y residencial. En el área industrial, los arqueólogos encontraron una presa inusualmente grande muy bien conservada y que era usada para producir aceite de oliva, así como una gran prensa de vino compuesta de dos pisos para caminar desde los cuales las uvas pueden fluir hacia una tina recolectora.

     \’Los hallazgos indican que los residentes locales se dedicaban a la producción de vino y de aceite de oliva para su manutención\’, comentó Zilberbod. El impresionante tamaño de las instalaciones agrícolas muestra que eran utilizadas para la producción a una escala industrial más que sólo para uso doméstico.

     Varios salones quedaron expuestos en la parte residencial de la construcción, algunos de los cuales tenían una colorida calzada de mosaicos bien conservados. Uno de los mosaicos está adornado con un racimo de uvas rodeado de flores dentro de un marco geométrico. Dos hornos completos para cocer pan también fueron hallados en la construcción.

     Zilberbod dijo que aunque no hallaron evidencias inequívocas de culto religioso, como una iglesia o una inscripción, la construcción tiene las características típicas de monasterios bizantinos.

     \’La impresionante construcción data del período Bizantino. La magnificencia de los pisos de mosaico, las ventanas y las tejas en los techos, así como las instalaciones agroindustriales al interior de la construcción de viviendas, las conocemos bien de numerosos monasterios contemporáneos\’, afirmó Zilberbod.

     \’Con esto es posible reconstruir un escenario en el que los monjes residían en un monasterio establecido por ellos, vivían de las actividades agrícolas, habitaban en sus salones y realizaban sus actividades religiosas\’, indicó.

     En cierto momento, en que los arqueólogos datan el inicio del período Islámico (siglo VII d.n.e), la construcción dejó de funcionar y subsecuentemente fue ocupada por nuevos residentes. Ellos cambiaron el plano de la construcción y lo adaptaron a sus necesidades, opinan los arqueólogos.

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