Investigadores del grupo Psicofarmacología, Neurotoxicología y Neuropsicología de la Universidad de Almería han determinado, en animales, la implicación específica de la molécula orexina en el consumo de alimentos dulces en atracón. Esta forma de comer puede derivar, según los expertos, en desórdenes alimentarios como la bulimia, por lo que este estudio abre la puerta a nuevos tratamientos farmacológicos que ayuden a tratar este tipo de patologías.

La orexina es un neurotransmisor, un elemento encargado de enviar al cerebro mensajes relacionados con el proceso de nutrición. “Entre sus funciones está la de regular la alimentación basal, aquella que busca el aporte de energía necesario para el organismo, es decir, el mensaje de ‘como porque tengo hambre’. O la de seleccionar comida que, como los azúcares, la sacarosa o la sacarina, resultan agradables al paladar y, además, suponen un complemento calórico”, describe la investigadora principal de este proyecto, Inmaculada Cubero.

Su participación en esta forma concreta de consumo, en atracón, explica por qué el organismo, que de manera innata identifica dulce con calorías, continúa comiendo en exceso estos alimentos cuando ya ha cubierto sus necesidades energéticas. “La ingesta en atracón suele realizarse de manera intermitente a pesar de que el organismo tenga el aporte calórico suficiente. Ello se debe al valor hedónico del azúcar, es decir, al puro placer. Las orexinas están diciendo: ‘Continúa comiendo porque te gusta el sabor”, indica.

Al consumir de esta manera, se genera un incremento de orexinas que, a su vez, provoca nuevos consumos en atracón y así sucesivamente. “La repetición continuada de estos episodios es la base para desarrollar, en algunos organismos, trastornos alimentarios en atracón, como la bulimia”, explica la experta.

Pruebas con ratones

Para llegar a estas conclusiones, que se recogen en un artículo publicado en la revista Behavioural Brain Research, los investigadores realizaron ensayos en laboratorio con ratones, sometidos a un modelo de consumo en atracón.

Así, durante dos horas al día, a lo largo de cuatro jornadas, los animales tenían la oportunidad de alimentarse con una solución dulce formada por sacarina o sacarosa disuelta en agua, además de su comida habitual. Una vez que los roedores aprenden a comer en estas condiciones, los científicos realizan la manipulación farmacológica, es decir, les administran una sustancia antagonista a la orexina que impide el funcionamiento normal de esta.

A partir de ese momento, los autores del estudio constatan que el consumo de alimento dulce se reduce considerablemente, entre un 70 y un 80%, sin que ello suponga una alteración en la salud de los animales. “El hecho de que los ratones no estén enfermos y sigan comiendo su pienso demuestra que la orexina está implicada específicamente en la ingesta de alimentos de alto valor reforzante, que nos gustan por su sabor”, aclara la investigadora.

Fase de predependencia

Sin embargo, los expertos señalan la posibilidad de que esta forma de consumo en atracón, repetida en determinados intervalos de tiempo, genere un consumo adictivo en personas vulnerables. Es decir, aquéllas cuyo organismo ofrece una respuesta irregular ante situaciones de alto riesgo.

Como explica la responsable de la investigación: “Todos tenemos orexina pero ni la sintetizamos igual, ni en la misma cantidad ni con el mismo ritmo. Son estas diferencias biológicas la base de esa vulnerabilidad y, por tanto, del posible desarrollo de adicciones con el tiempo”.

Y matiza: “Esto no significa que todo el mundo acabe convirtiéndose en una persona bulímica. Pero es cierto que comiendo de esta forma, aumenta la probabilidad de llegar a serlo”.

Por esta razón, los científicos consideran que la ingesta en atracón es una etapa inicial de la adicción, fase que se puede aplicar tanto a alimentos dulces como, en estudios futuros, a drogas de abuso, como el alcohol, ya que ambos consumos excesivos presentan características similares. “La caracterización del papel de la orexina en esa fase de predependencia ayudaría a comprender los mecanismos por los cuales algunas personas llegan a desarrollar un comportamiento adictivo a las bebidas alcohólicas”, comenta.

Referencia bibliográfica:

Alcaraz-Iborra M, Carvajal F, Lerma-Cabrera JM, Valor LM, Cubero I. 2014. ‘Binge-like consumption of caloric and non-caloric palatable substances in ad libitum-fed C57BL/6J mice: pharmacological and molecular evidence of orexin involvement’’.Behavioural Brain Research2014. Oct 1; 272:93-9.http://dx.doi.org/10.1016/j.bbr.2014.06.049

‘Estudio del papel modulador de las orexinas en el consumo de alcohol intensivo en atracón en ratones C57BL/J6’, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.

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