Desnutrición y obesidad

Desnutrición y obesidad


México es “el peor de los mundos posibles en materia de nutrición”, al haber logrado “la hazaña” de que la desnutrición persista, en paralelo con un problema severo de obesidad, colocándose así en el primer lugar mundial en este padecimiento y en daño metabólico, señaló el doctor Abelardo Ávila Curiel.

 

El investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán recomendó hacer conciencia de la magnitud que dicho reto representa y reconocer el nivel de perjuicio que se enfrenta, “porque el exceso de peso en el país difiere del que se manifiesta en las economías desarrolladas en las que se presenta en edad y etapa productiva avanzadas, junto con el síndrome metabólico”.

 

El asunto “está desplegado desde la niñez, con pequeños que fueron desnutridos desde el útero, la gran mayoría sin una lactancia adecuada y alimentados con productos chatarra que generan un síndrome metabólico precoz y una esperanza de vida corta”.

 

En el Panel: Retos de la nutrición comunitaria expuso que la obesidad se ha convertido en una carga económica, pues demanda servicios de salud a una población que no ha alcanzado la edad productiva y afirmó que fueron las acciones políticas las que generaron el actual sistema alimentario que destrozó, en un par de décadas, “el modelo heredado de nuestra cultura e historia que respetaba el medio ambiente”.

 

El doctor en ciencias sociales refirió que las empresas que elaboran productos industrializados de alta densidad calórica no recomendables como base de la alimentación –refrescos, frituras, pasteles, dulces y comida rápida, entre otros– venden en México un millón de millones de pesos al año, que dejan una utilidad bruta superior a 500,000 millones de pesos, pero ese sector paga sólo uno por ciento en términos fiscales y tiene una alta devolución de impuestos.

 

Al participar en la Cátedra: Alimentación, nutrición y salud Dr. Javier Aranceta –realizada en el Auditorio Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez de la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– Ávila Curiel consideró pertinente la no deducción de impuestos por gastos publicitarios porque las campañas inducen la ingesta de comida que daña la salud pública.

 

Además propuso mantener el gravamen especial al consumo y reducir los privilegios fiscales, “porque la mercancía chatarra genera afectaciones a un alto costo que es pagado por el Estado, el individuo o la sociedad”.

La maestra Berenice Sánchez Caballero dijo que los esfuerzos en materia comunitaria deben centrarse en la educación, la seguridad alimentaria, la disponibilidad de comestibles adecuados y el refuerzo de hábitos positivos, ya que para poder hacer frente a estos nuevos retos los profesionales necesitarán capacitación, en equilibrio con la calidad humana y el espíritu de servicio.

 

La coordinadora de la Licenciatura en Nutrición del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara expuso que las prácticas son de naturaleza compleja influenciadas por factores individuales, sociales, culturales, económicos, geográficos y climáticos que impactan a su vez en un patrón poblacional.

 

“En la primera década del siglo XXI, el mundo ha enfrentado desafíos con graves consecuencias para la seguridad alimentaria, ya que se han registrado cambios en cuanto a los tipos de comestibles debido a la expansión económica, la globalización, la urbanización y a que los recursos naturales están sometidos a una presión sin precedente derivado de las actividades humanas”.

 

Además “se están produciendo marcados cambios climáticos y ambientales, con catástrofes y situaciones de emergencia más frecuentes”, entre ellas las migraciones de las zonas rurales a las urbanas que crecen de manera considerable.

 

Desnutrición y obesidadLa maestra en ciencias del comportamiento aseveró que en 2050 las ciudades albergarán a 70 por ciento de los habitantes del orbe, por lo que es necesario definir la nutrición comunitaria: de qué manera interpretarla, cuál es su propósito y qué papel juega en los contextos social, político y económico, de modo que los profesionales hayan considerado “qué compromiso están dispuestos a asumir”.

 

Los conocimientos científicos y la evidencia epidemiológica han situado la nutrición comunitaria como una estrategia de promoción de la salud de primera línea y es un área obligada en los planes para esa materia.

 

El doctor Samuel Coronel Núñez, profesor del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco de la UAM, indicó que las escuelas que ofrecen la Licenciatura en Nutrición pasaron de 32 en 2002 a 272 en 2016, con un aumento sostenido.

 

Por ello es importante que las entidades educativas definan y clasifiquen los campos profesionales de formación, como la citada sede universitaria, que no prepara a sus alumnos en el ámbito de la tecnología alimentaria o de la nutrición del deporte, pues el fin es la nutrición comunitaria, ya que de lo contrario tendría que integrar competencias y objetivos nuevos a los planes de estudio.

 

El investigador lamentó que la nutrición comunitaria se sostenga con trabajo de servicio social y no por profesionales, pues los programas que se implementan en los centros carecen de continuidad.

 

Entre los grandes retos están otorgar a la nutrición comunitaria/poblacional un enfoque principal en el diseño curricular de la Licenciatura y efectuar actividades en situaciones reales y espacios socialmente definidos durante las etapas tempranas de la profesión.

 

Además de llevar a cabo proyectos para el mediano y largo plazos, la idea es incrementar la labor en zonas rurales; elevar la contratación de académicos de tiempo completo; organizar grupos en programas de alimentación y nutrición; procurar que en todos los niveles de gobierno se dé mayor importancia a la nutrición comunitaria, así como el aumento de la contratación, con salarios dignos, de nutriólogos.

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