Cada año mueren unos 6.6 millones de niños, en el mundo, por diversas causas, cifra que se puede reducir sustancialmente, porque la mayoría de estas muertes se pueden evitar con servicios básicos de salud y nutrición adecuada, entre otros aportes, apunta l director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake, en el marco de la conmemoración del Día Universal del Niño.

La fecha fue instituida en 1956 por la Asamblea General de Naciones Unidas, para fomentar la fraternidad y  la comprensión entre los niños y las niñas del orbe; en consecuencia, en 1959 la Asamblea General de la ONU aprobó la “Declaración sobre los Derechos del Niño” y en 1989 la “Convención sobre los Derechos del Niño”.

En este 2013 los millones de niños afectados por el tifón Haiyan en Filipinas, por el conflicto en Siria, las guerras en África y la pobreza en otras partes del mundo, nos recuerdan a diario lo vulnerable que es la infancia ante los desastres naturales y las atrocidades provocadas por los adultos.

En septiembre de 2000, durante la Cumbre del Milenio, los líderes mundiales elaboraron los ocho objetivos de desarrollo del Milenio (ODM), que incluyen la reducción a la mitad de la pobreza extrema, detener la propagación del VIH/SIDA y que la enseñanza primaria sea universal para el 2015. Aunque los ODM están dirigidos a toda la humanidad, seis de ellos incumben de forma directa a la infancia y los otros dos también contribuirán a mejorar las vidas de los niños y niñas. (Objetivos de Desarrollo del Milenio, UNICEF).

En 2013, durante la Ceremonia de firma y depósito de instrumentos de ratificación o adhesión relacionados con tratados, que se celebró en Nueva York, funcionarios de la ONU instaron a aquellos Estados Miembros que aún no han ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y sus tres Protocolos Facultativos a hacerlo, pues ello es vital para proteger a la infancia contra el abuso y el maltrato.

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