Dos investigadores mexicanos, quienes realizan estudios en diferentes disciplinas (biotecnología y nanotecnología) en Nueva Zelanda, decidieron compartir sus conocimientos para proyectar un novedoso desarrollo que permitirá optimizar la producción agrícola. Se trata del diseño de microorganismos nano-encapsulados cuyas propiedades anulan aquellos patógenos responsables de enfermedades que destruyen las importantes cosechas de plantas y frutos.

Artemio Mendoza Mendoza, científico que labora en el Bio-Protection Research Centre, de Nueva Zelanda, desarrolla investigación básica dirigida a encontrar las mejoras técnicas para la manipulación y preservación de un hongo conocido como Trichoderma, en búsqueda de su posterior aplicación a distintos cultivos, porque se conoce que ese microorganismo es capaz de competir con agentes patógenos que producen enfermedades en frutos o plantas; por tal motivo, impide la proliferación de las especies que dañan a los productos comestibles.
Para ese objetivo, el investigador del Bio-Protection Research Centre desarrolla un polímero que pueda integrar el Trichoderma, en colaboración con el doctor Pablo Gerardo Torres Lepe, jalisciense experto en el desarrollo y comercialización de fibras nanoestructuradas, quien colabora con la Universidad de Canterbury.

De acuerdo con Mendoza Mendoza, el Trichoderma tiene la capacidad de combatir la proliferación de especies como el Rhizoctonia solani, un agente patógeno que se cree afecta a más de 200 tipos de plantas, causando su putrefacción. Otro microrganismo perjudicial que puede ser inhibido es el hongo Botrytis cinerea, al que se relaciona con daños a especies como la fresa, la uva, la papa y el maíz.

“Una parte de nuestra investigación se focaliza en encontrar formas más efectivas para la aplicación de especies como el Trichoderma, a una gran variedad de cultivos. Lo que buscamos es aumentar la potencialidad de esa especie contra agentes patógenos, más allá de su simple aplicación directa sobre los cultivos”, destacó Mendoza Mendoza.

Por su parte, Pablo Gerardo Lepe, quién es presidente de la Red Global de Mexicanos en el Exterior Capítulo Nueva Zelanda, mencionó que a través de ese proyecto se busca el usufructo de los conocimientos emanados de las investigaciones del doctor Mendoza Mendoza y sus colaboradores, acerca de cómo es que algunos microorganismos interactúan con el suelo y con las especies, y cómo éstos pueden ser producidos a grandes escalas. Posteriormente, detalló, los especialistas se concentrarán en la síntesis de nanofibras para el diseño de materiales poliméricos que pueden cubrir los suelos de las zonas de cultivo, detonando así cosechas de mayor calidad.

Torres Lepe sugirió que esas nanofibras pueden ser exportadas a México, puesto que coadyuvarían a incrementar la calidad de las cosechas de varias especies mexicanas. Por el momento, Artemio Mendoza Mendoza y Pablo Torres Lepe buscan vincularse con instancias académicas mexicanas en aras de crear una red de desarrollo en nanotecnología focalizado en nanofibras, cuyas aplicaciones industriales son muy diversas.

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