El doctor Jorge Soriano Santos, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), trabaja en la extracción de la proteína del amaranto, la cual, además de su alta calidad nutricional, tiene propiedades antihipertensivas, antioxidantes, antitrombóticas e inhibidoras de la tirosinasa, causante del llamado paño que aparece sobre el rostro de personas en edad de madurez.

El especialista en biotecnología, quien lleva 27 años trabajando con esta planta, explicó que en el laboratorio se puede separar la proteína directamente del material vegetal en cantidades suficientes para brindar sus múltiples beneficios al cuerpo humano, sin necesidad de sintetizarla artificialmente.

Una vez extraída se puede suministrar a las personas por medio de un alimento funcional que contenga el nutracéutico (compuesto de origen natural que proporciona beneficios médicos para la salud) o bien en una píldora o alguna otra presentación. 

Soriano Santos expuso que los estudios enfocados en el amaranto comenzaron en México en la década de 1940 con el doctor Alfredo Sánchez Marroquín, quien posicionó a esta planta a nivel mundial como un alimento de alta calidad nutricional al descubrir que su proteína era equivalente a la proteína de la leche.

Es el único alimento de origen vegetal cuya proteína contiene los ocho aminoácidos esenciales para el ser humano; éstos deben ser incluidos en la dieta diaria.

Dicha proteína se obtiene mediante un proceso biotecnológico llamado hidrólisis, en el cual otras proteínas con actividad enzimática buscan a la del amaranto y la separan en péptidos (moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos) con actividad biológica.

Los biopéptidos se absorben en el intestino y pasan al torrente sanguíneo, a través de éste son conducidos al resto del cuerpo donde los aminoácidos, constituyentes básicos de la proteína, proveen sus beneficios.

Algunos de estos biopéptidos tienen la propiedad de ayudar a bajar la presión sanguínea, los antihipertensivos; otros tienen la capacidad de disolver los coágulos que pueden obstruir las arterias, llamados antitrombóticos.

En México, la prevalencia de hipertensión arterial, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 –entre la población de 20 años y más– es de 33.3 en hombres y 30.8 en mujeres de cada cien personas de este grupo de edad y sexo.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de 2006 a 2011, se incrementó la tasa de mortalidad observada por enfermedades hipertensivas en población de 15 años y más: pasó de 17.67 a 23.06 por cada 100 mil personas.

La relevancia de la investigación sobre las propiedades antihipertensivas de la proteína del amaranto radica en combatir uno de los principales problemas de salud pública del país.

Algunos de los biopéptidos de la proteína del amaranto, los antioxidantes, tienen la capacidad de atrapar los radicales libres que quedan en el organismo como residuo del proceso de respiración y que resultan tóxicos para el cuerpo humano debido a su capacidad de alterar el ADN celular por medio de la oxidación.

El organismo produce naturalmente enzimas antioxidantes, pero a medida que envejecemos vamos perdiendo la capacidad de secretar la cantidad suficiente de estas enzimas y por lo tanto de neutralizar los radicales libres, lo cual provoca enfermedades y el desgate generalizado del cuerpo.

Las investigaciones del doctor Soriano Santos también están enfocadas en las propiedades inhibitorias del amaranto de una enzima llamada tirosinasa. Ésta es la causante del melasma o paño que cubre la cara de las personas de edad madura,  sobre todo mujeres. 

A pesar de sus bondades nutritivas y sus cualidades antihipertensivas, antitrombóticas,  antioxidantes e inhibidoras de tirosinasa del amaranto, éstas no se pueden aprovechar con su ingesta directa, ya que se necesitan cantidades más concentradas que las que se pueden obtener, por ejemplo, del consumo de una barra.

Es a través de la hidrólisis en el laboratorio que se extraen biopéptidos y se concentran en las dosis adecuadas para producir el efecto terapéutico.

El beneficio extra de este proceso radica en que los péptidos de la proteína del amaranto son reconocidos por el organismo como moléculas de origen biológico y absorbidos sin ningún tipo de efecto secundario para el cuerpo. Mientras que medicamentos contra la hipertensión como el captopril o el enalapril pueden causar náuseas, mareos, diarrea o erupciones en la piel.

El investigador comentó que para llegar a suministrar la proteína del amaranto en forma de nutracéutico a los pacientes hacen falta las pruebas biológicas en animales y los estudios clínicos en personas que sustenten su uso; en la UAM la investigación aún se encuentra en etapa de laboratorio.

En el mundo, sólo otros dos grupos de investigación se encuentran trabajando en la línea de los efectos antihipertensivos del amaranto, uno en Brasil y otro en Argentina. Los argentinos son los únicos en haber realizado pruebas en ratas. El equipo del doctor Soriano Santos requiere de un financiamiento mayor para entrar en la etapa estudios biológicos.

Mediante recursos otorgados por el que fuera el Instituto de Ciencia y Tecnología de Distrito Federal y con intervención de dos ingenieros de la UAM, se construye una planta piloto para el desarrollo de productos hidrolizados, que se consolidaría a través de la inversión de algún agente industrial interesado.

Las investigaciones para el desarrollo antihipertensivo han recibido dos distinciones: el Apoyo a Proyectos de Investigación en Nutrición que entrega el Instituto de Nutrición y Salud Kellogg’s, en 2010; y el Premio del 4° Concurso Anual de Investigación Dr. Christopher Augur, que organiza la UAM y el Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia, otorgado al doctor Erick Gustavo Tovar, alumno del posgrado en Biotecnología de la UAM y de Soriano Santos.

En 2009 la revista Food Chemistry publicó un artículo sobre los estudios del equipo del doctor Soriano Santos relativos a los efectos antihipertensivos en el amaranto.

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