Hace tiempo que las aves perdieron la capacidad de detectar el sabor dulce. Pero hay una excepción que ha llamado la atención de los científicos: el pequeño colibrí, que se alimenta del rico néctar de las flores. Un estudio publicado esta semana en Science concluye que esta familia de pájaros detecta los azúcares usando un receptor del gusto transformado –el mismo que detecta el sabroso sabor de umami en los demás vertebrados–. Esta modificación ha ayudado a los colibríes a percibir néctar, lo que les ha permitido explotar un nicho ambiental distinto al resto de aves.

En los vertebrados las respuestas a los azúcares y los aminoácidos requieren distintas moléculas receptoras del gusto. A lo largo del tiempo los pájaros, –incluyendo a los ancestros de los colibríes– perdieron el gen que codifica el receptor del sabor dulce. Pero el pequeño colibrí se las ingenió para adaptar sus receptores del gusto y recobrar la percepción perdida en otras aves para florecer en una familia de numerosas especies. 

En el vídeo se observa como un colibrí rechaza el agua (arriba) y se decide por la dulce sacarosa (abajo) en cuestión de segundos.

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