Erupción del volcán de Krakatoa- Litografía de Parker& Coward (Foto del Archivo Hulton/Getty Images)

Erupción del volcán de Krakatoa- Litografía de Parker& Coward (Foto del Archivo Hulton/Getty Images)


Krakatoa fue una isla de tres conos volcánicos situada en el estrecho de Sonda, entre Java y Sumatra, en Indonesia, localizada cerca de la región de subducción de la placa indoaustraliana, bajo la placa euroasiática.

El nombre Krakatoa se usa para designar al grupo de islas de alrededor, a la isla principal (llamada también Rakata) y a un conocido volcán que había  entrado en erupción en repetidas ocasiones con consecuencias desastrosas a lo largo de la historia. En mayo de 1883 comenzaron una serie de erupciones que continuaron hasta el 27 de agosto de ese mismo año, cuando una explosión cataclísmica de 200 megatones (es decir, 10.000 veces más poderosa que la bomba atómica de Hiroshima) voló la isla en pedazos; tenía nueve kilómetros de largo y cinco de ancho.

Antes de la erupción, la montaña volcánica alcanzaba los 792 metros de altura sobre el nivel del mar. Sus faldas estaban cubiertas de frondosa vegetación y muchos marinos avezados, cruzaron temerariamente sus estrechos. En los años que precedieron la erupción, varios terremotos fueron registrados en la zona. En junio de 1883, los estruendos de la erupción empezaron a escucharse en la isla.

Con esto se volvió uno de los eventos geológicos más impresionantes de la historia, porque con su intensidad además cobró la vida de los 3,000 habitantes de la isla. Los flujos piroclásticos acabaron con dos tercios de la isla, reduciendo a su paso, todo a cenizas. La detonación se percibió en un 10 % del globo terráqueo.

Viajó hasta la isla de Madagascar y Australia (que distan entre sí unos 7.600 km). Se provocaron varios tsunamis, los cuales alcanzaron los 40 metros de altura y destruyeron 163 aldeas a lo largo de la costa de Java y Sumatra, matando a un total de 36,417 personas.

La ceniza de la explosión alcanzó los 80 km de altitud y además viajó por la superficie del mar. Tres años después, observadores de todo el mundo describían el crepúsculo y el alba de brillante colorido, producido por la refracción de los rayos solares en esas partículas minúsculas.

También se recibieron reportes a través del New York Times sobre piedras pómez, de origen volcánico, cayeron sobre la ciudad.

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