El nombramiento del Rector de la Universidad Veracruzana (UV) compete a los propios universitarios. Así lo establece la Constitución del Estado de Veracruz en su artículo 68 y así se recoge en la Ley Orgánica de nuestra casa de estudios.
 
En el texto del decreto de la Ley de Autonomía se lee lo siguiente: “La Universidad Veracruzana será autónoma; tendrá la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí misma y realizará sus fines de conservar, crear y transmitir la cultura, a través de las funciones de docencia, investigación, difusión y extensión, respetando las libertades de cátedra, de investigación y de libre examen y discusión de las ideas; determinará sus planes y programas; fijará los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico, y administrará su patrimonio”.
 
En la elaboración del decreto y en la aprobación del Congreso del Estado en 1996, se argumentó que “el otorgamiento de la autonomía para la Universidad Veracruzana implica reconocer y garantizar la capacidad de la comunidad universitaria para darse a sí misma normas internas, su perfil académico, sus formas de gobierno y sus autoridades, a la vez que para cumplir la responsabilidad de la libertad de cátedra, de investigación de libre discusión de las ideas en beneficio de la sociedad a la cual sirve y debe su razón de ser”.
 
En el proceso de sucesión rectoral que da inicio con la publicación de la convocatoria, los universitarios tendremos oportunidad de corroborarlo, es decir, de reafirmar, una vez más, las justificadas razones por las cuales los legisladores decidieron otorgarnos la autonomía.
 
Considero que los universitarios hemos sido dignos de ella. En ese cometido hemos dedicado gran parte de nuestro esfuerzo. Así lo indicaron las nuevas circunstancias de una etapa en la que la UV ha tenido que contemporizar y trabajar con todos los actores sociales, políticos y económicos del estado de Veracruz, del país y de varias partes del mundo.
 
En un entorno que suele ser exigente y abrasivo contra la educación pública, la autonomía hay que ejercerla, mantenerla viva, compactada a los intereses de la universidad y de sus comunidades académicas y estudiantiles. Eso hemos tratado de hacer bien durante todos estos años: preservar la integridad institucional, la estabilidad y el vigor irreductible del compromiso social de nuestra universidad, tal como lo encomienda nuestra ley de autonomía.
 
Nos estimula que el gobernador del Estado, Javier Duarte de Ochoa, en su condición de titular del poder ejecutivo haya sido explícitamente comprensivo con nuestra política institucional y en su actitud y expresión de sumo respeto a la autonomía de la UV.
 
Un proceso limpio y transparente
En nuestra universidad, como nunca, ha florecido la discusión y el análisis colectivo de nuestros problemas. Los Foros y el Congreso Universitario ventilaron públicamente todas las visiones, todas las posturas, todas las ideologías acerca de la política universitaria.
 
No se abrieron “puertas y ventanas” a la burocracia sino a las verdaderas voces de los universitarios.
 
En sentido estricto, la autonomía se logró traducir en vocación crítica, en responsabilidad social y en compromiso democrático.
 
Por eso tengo la convicción de que los universitarios haremos de este proceso de elección de Rector un evento congruente con esta cultura y política institucional.
 
No olvidemos que se trata de una competencia entre universitarios por la Rectoría y no otra cosa.
 
Será el nuestro, un proceso limpio, transparente, honesto. Todos estamos comprometidos en que así sea.
 
Estoy seguro que la UV hará una demostración de madurez institucional. Más experimentada, más consciente de sus responsabilidades políticas, cada uno de los  miembros de la comunidad universitaria, los aspirantes mismos, todos, con absoluta libertad, podrán proporcionar los elementos para la construcción y definición de los criterios que le servirán a la Junta de Gobierno para decidir quién ha de ser el titular de la Rectoría del 1 de septiembre de 2013 al 31 de agosto de 2017.
 
En el trayecto, seguramente habrá expresiones diversas y divergentes, propuestas y opiniones críticas de los universitarios; tomémoslas como parte de la lógica de un proceso de elección de Rector.
 
También habrá expresiones públicas y manifestaciones a favor y en contra de los diversos aspirantes.
 
Pero estoy seguro de que quienes se registren y se conviertan en aspirantes por decisión de la Junta de Gobierno, al final actuarán conforme a la normatividad y la ética universitaria. Todo ello es plausible.
 
Sin embargo, no puedo dejar de decir otra cosa: no serán los universitarios comprometidos con el proyecto institucional los que intenten convertir nuestra sucesión en un evento desaseado, indigno de lo que representa la UV ante la sociedad.
 
Es evidente que ya están en marcha estrategias que se lo proponen. Tienen años profiriendo ataques contra la UV y contra las actuales autoridades. No tengo duda de que, de nueva cuenta, volverán a fracasar en la idea de provocar a los universitarios y en su fantasía de desestabilizarla.
 
La comunidad universitaria creció lo suficiente como para comprender sus propósitos. Por ello confío en que la Universidad saldrá delante de este reto.  Sabemos que la gran mayoría de los universitarios se sienten orgullosos de la Universidad; la saben fuerte institucionalmente y comprueban que está en paz, estable en su funcionamiento, más sólida académicamente.
 
Y ahora, demostremos que estamos listos para emprender una nueva etapa de transformaciones.
 
*Rector de la Universidad Veracruzana

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