Mitin de mujeres por el voto, INAH Fototeca

Mitin de mujeres por el voto, INAH Fototeca


El 3 de junio de 1955 por primera vez las mujeres mexicanas emitieron su voto en unas elecciones federales, el marco fue el proceso para integrar la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión.

Aunque ese es el primer antecedente oficial de ejercer su derecho a elegir a sus representantes, la lucha por participar en la vida democrática del país fue dura para la población femenina, ante la oposición de la cultura machista y el legado de leyes que, incluso, no llegaban a concederles el derecho de ser ciudadanas.

En México los antecedentes del voto feménino se dieron en el estado de Yucatán, en 1923, durante el gobierno del revolucionario Felipe Carrillo Puerto, cuando se le reconoció a las mujeres el derecho de votar y en ese mismo año se eligió a tres mujeres como diputadas al congreso estatal: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib y Beatriz Peniche de Ponce; además Rosa Torre fue electa para regidora en el ayuntamiento de Mérida. Sin embargo, cuando el gobernador Felipe Carrillo Puerto murió asesinado en 1924, las cuatro tuvieron que dejar sus puestos.

En San Luis Potosí, las mujeres obtuvieron el derecho a participar en las elecciones municipales en 1924 y en las estatales en 1925 pero este derecho se perdió al año siguiente. En Chiapas, se reconoció el derecho a votar a las mujeres en 1925, pero también duro poco.

Tras años de lucha, en septiembre de 1937 el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río envió una iniciativa de reforma al artículo 34 constitucional para otorgar el sufragio femenino, y aunque la Cámara de Senadores lo aprobó, fue rechazado por la Cámara de Diputados[1]. Los legisladores del entonces Partido Nacional Revolucionario lo rechazaron bajo el argumento de que el voto feménino «podría verse influenciado por los curas»; los recuerdos de la Guerra Cristera que vivió el país de 1926 a 1929, aproximadamente, según latentes.

La Alianza Nacional Femenina y el Grupo Leona Vicario participaron en protestas para solicitar que se diera curso a la iniciativa de reforma de Cárdenas, pero fue hasta diciembre de 1946 que la Cámara Baja aprobó la adición al artículo 158 que concede el derecho a votar de las mujeres en las elecciones municipales.

Seis años después, el seis de abril de 1952, tuvo lugar un acto proselitista del entonces candidato a la presidencia del partido oficial, Adolfo Ruíz Cortines, en el que se comprometió ante 20 mil mujeres a otorgarles derechos ciudadanos plenos si votaban por él en las elecciones.

Finalmente, el 17 de octubre de 1953 se publica en el Diario Oficial de la Federación el nuevo texto del artículo 34 constitucional, que establece: ‘»Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos reúnan además los requisitos de haber cumplido 18 años de edad, siendo casados, o 21 si no lo son y tener un modo honesto de vivir'».

En la portada del periódico Excelsior, el general Rodolfo Sánchez Taboada declaró que la concesión del voto a la mujer traería una poderosa influencia en la formulación de los próximos programas de gobierno. “La mujer mexicana pondrá toda la fuerza y el peso de sus votos de aquel lado que en su concepto concrete mejor las aspiraciones del hogar y la familia”, señaló el político y militar mexicano quien “aunque parezca paradójico”, tras este derecho a la mujer, el hombre debería ser educado para que no ejercieran presión y “las mujeres participen activa y libremente en el proceso electoral, haciendo a un lado prejuicios anacrónicos”[2].

“Es verdad que la madurez democrática de México se verá sometida a una prueba con el voto femenino; pero estamos seguros de que de esa prueba, la democracia mexicana saldrá airosa y triunfante pues aunque a la mujer le ha llegado el voto casi de improviso tras largos años de pedirlo, la participación en el voto municipal, que ya tenía concedida desde el régimen anterior, le ha preparado en algo para enfrentarse a la responsabilidad que el nuevo gobierno le ha deparado”, añadió el entonces secretario de Marina, quien, en el sexenio de Miguel Alemán Valdez, fue presidente nacional del PRI.

En ese mismo año se tuvo que formular un nuevo padrón electoral en el que figuraran las mujeres, para la elección de diputados de 1955.

En ese entonces, sin partidos de oposición, el gobierno creó una plataforma de apoyo para la consolidación del sistema electoral y del naciente Partido Revolucionario Institucional, quien, gracias a la población femenina, incrementó notablemente sus afiliados, ya que para 1954, de los 3.5 millones de militantes, el 35 por ciento de los priístas eran mujeres.

En las elecciones para legisladores federales Aurora Jiménez de Palacios fue electa como representante popular del entonces Territorio Norte de Baja California. Fue la primera fémina electa en llegar a la máxima tribuna. Protestó para el cargo el 7 de septiembre pero el 15 de abril de 1958 murió en un accidente aéreo.

El 6 de julio de 1958 mujeres de todas clases sociales salieron a emitir su voto por primera vez en unas elecciones presidenciales, en las que resultó ganador Adolfo López Mateos, con el 90.566 por ciento de los sufragios.

Bibliografía
Tuñón, Enriqueta
¡Por fin… ya podemos elegir y ser electas! Pág. 282
1ª edición. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, 2002

 


[2] Excélsior, México, 28 de enero de 1953, pp. 1 y 8

Un Comentario para “El voto femenino por primera vez en México, 3 de junio de 1955”