Gris es toda teoría y verde es el árbol de oro de la vida, solía repetir José Revueltas, destacado escritor mexicano de quien este año se conmemora el centenario de su natalicio (nació el 20 de noviembre de 1914).  De él ha dicho Elena Poniatowska que es único en el país, que no hay escritor más moral que el autor de El luto humano y Los días terrenales: “él, primero que nadie, amó al ser humano, amó al más pobre de todos”, señaló Poniatowska sobre el narrador y activista duranguense.

Sin solazarnos en la gris teoría, pero recurriendo a ella a través del pensamiento dialéctico de Revueltas, es posible encontrar elementos para entender el carácter contradictorio de la realidad de nuestro tiempo. En alguna parte de Diálectica de la conciencia, una de sus obras teóricas, el escritor nos avisa que «el hombre es un ser inmerso en una tupida, complicada, abrumadora red de relaciones y correlaciones ajenas, que se manejan y funcionan al margen de su voluntad y sobre las que no se puede ejercer, como individuo, sino una influencia mínima, sin significación y, en todo caso, mediante una acción reglamentada y consensual. Para el hombre cotidiano, el «mundo de los hombres» se reduce al mundo de sus relaciones inmediatas y fácticas y no se detiene a explicarse las relaciones abstractas con las que entra en diario contacto, si no hay una exigencia utilitaria para ello. Por ejemplo, escribe una carta, la sella y la deposita en un buzón postal, pero con ello no asume el extraordinario mecanismo con que funciona el sistema de correos…»

En la misma forma encendemos la PC  más próxima a nuestro corazón, oprimimos botones en secuencias determinadas y aparece el virtual José hablando sobre asuntos políticos; otro click y escuchamos en su propia voz  fragmentos de El luto humano, en el CD producido por la UNAM hace algunos años. Lo hacemos sin reparar en la complejidad del sistema que da origen y sustento a la tecnología que hace esto posible; complejidad de las formas y relaciones de producción, de reproducción, de generación y apropiación de conocimientos y su concreción técnica en una sociedad en que sigue privando la explotación y la sujeción de unos hombres por otros.

Bajo la coordinación editorial de Andrea Revueltas y Philippe Cheron, la Universidad Nacional Autónoma de México produjo la versión digital (en CD-Rom) de Los días terrenales, basada en la edición critica de la novela de José Revueltas coordinada por Evodio Escalante.  Según indican los coordinadores, esta versión digital de una de las mejores y más polémicas obras del escritor no pretende reemplazar la obra impresa, sino completarla y aportar sus ventajas propias: conjunción en un solo soporte de textos, imágenes, videos, sonido, menús disponibles en cada momento, hipervínculos que permiten navegar a voluntad en el texto de la novela y en sus paratextos. Este libro digital ofrece varios fragmentos del video de Julio Pliego (titulado también Los días terrenales), imágenes digitalizadas de los borradores de la novela con su transcripción literal, ejemplos de los manuscritos originales, cronología ilustrada, bibliografía con búsqueda por título o palabra clave, etcétera.

   Es importante señalar que el carácter virtual del libro digital es compartido por el libro impreso ya que la naturaleza material de este último -manchas de tinta sobre papel- en esencia nada dice a quien no sabe leer; es decir, al contenido del libro solamente se llega mediante el ritual mágico de la lectura.

      Pero volviendo al verde ramaje del árbol de oro de la vida, digamos que el mundo virtual es de quien lo trabaja y, en verdad, el trabajo cristalizado en el CD-Rom de la UNAM sobre Los días terrenales es un espléndido fruto. Debo confesar que me conmovió profundamente no sólo ver y escuchar a José Revueltas -aun tras el cristal divisor de la realidad real y la virtual– sino también leer textos enriquecedores que complementan el texto central y que no son fáciles de conseguir en forma impresa. Pueden encontrarse en el CD imágenes de los manuscritos de los que derivó la novela, recordándonos que había tiempos en que los escritores escribían a mano y con letra manuscrita. El trabajo técnico, coordinado por María Dolores Mendoza, es excelente pues se logra enlazar la imagen, la voz, la historia, los textos en una unidad que no se lograría por otros medios. La bibliografía sobre y de José Revueltas que aparece en el disco compacto es la más completa que puede encontrarse hasta la fecha.

    Sigo preguntándome que diría José Revueltas sobre su resurección virtual en multimedia. ¿Cómo se enfrentaría con el virtual José Revueltas? Acaso sonreiría y, cigarro en diestra o siniestra, comenzaría su análisis: «Compañeros, déjense de pendejadas, la realidad virtual no es como la pintan ni todo lo que brilla es oro, recordemos que Goethe…»

            José Revueltas falleció en abril de 1976, años de mi dorada juventud –divino tesoro-, iluminado por la cual escribí los siguientes versos en su recuerdo:

 

En la muerte de Revueltas

 

Se nos murió josé revueltas

Hermanos del agua

El compañero sol

El compañero roca

El compañero

              “con la cabeza

llena de nubes

             y sueños

                         y estrellas

Y los pies

llenos de barro

y raíces

y gusanos”

(se nos murió)

 

Te debemos mucho

Revueltas Sánchez José:

La dolorosa palabra

            (de tu vientre herido)

tus (inmensas) borracheras de amor

tu (hermosa) barba

teñida de tiempo

tu pasión (invencible)

de hombre

concreto

Te debemos

tu ejemplo

José.

 

José Revueltas Sánchez

Nació y murió

en el vigésimo siglo

de la era cristiana

Padeció entre sus hermanos

Alzó la voz

(por su pueblo

—para el pueblo—)

Sufrió persecuciones

y cárcel

Para redimir la palabra.

 

Manuel Martínez Morales

Abril de 1976.

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