En el área del manejo de recursos genéticos forestales México es un “nómada”, porque no se ha desarrollado suficiente investigación en la materia. “En agricultura y ganadería -en cambio- somos una sociedad sedentaria\’, afirmó Juan Alba Landa, del Instituto de Investigaciones Forestales (Inifor) de la Universidad Veracruzana.

El investigador comentó que mientras en ganadería y agricultura se han domesticados los mejores grupos de genes para la producción de maíz, leche, carne, entre otros alimentos, “en árboles no hemos domesticado un solo gen”.

“Como sociedad debemos generar el concepto de que el manejo de los bosques es un sinónimo de uso y conservación, sin que uno esté en detrimento del otro y para lograrlo es necesario aprender.”

En ese contexto, el conocimiento está en dos fases: el que existe y el que hay que generar. “Somos un país que conoce poco, que no sabe cómo conservar y usar”.

La mayor parte de nuestras actividades en términos de manejo de bosques para el uso y la conservación está basada en supuestos cualitativos, y esto nos ha llevado a que la mayoría de las poblaciones de especies de árboles tengan una disfuncionalidad por la pérdida de paquetes genéticos que han disminuido su diversidad, detalló.

Al estar empobrecidas, continuó, su capacidad para adaptarse y evolucionar al ritmo que le exigen los cambios ambientales también se disminuye, por lo tanto su existencia está en riesgo.

“Yo creo que es necesario generar mucho conocimiento, se conoce muy poco de lo que se necesita para manejar recursos genéticos”, insistió.

Para él la diversidad que posee México es como una maldición. “Si tuviéramos poco tal vez lo conoceríamos, pero entre más diversos, más pobres y más ignorantes, no por maldad de alguien, sino por definición”.

Por ejemplo, comentó, se dice que México tiene casi dos mil especies de árboles, pero sólo hay alrededor de 30 gentes abocadas al estudio de los recursos genéticos forestales.

En cambio, se dice que en Estados Unidos y Canadá les interesa el manejo de los recursos genéticos de más o menos mil especies de árboles y para ello hay alrededor de 300 especializados. “Parece que hay una diferencia entre el primer y tercer mundo”.

Precisamente Estados Unidos y Canadá, que tienen pocas especies y mucha gente que se dedica a esto, son países autosuficientes en productos derivados de los bosques, incluso exportan.

“Nosotros tenemos muchas especies y poca gente estudiándolas. También tenemos un déficit comercial de alrededor de cinco mil millones de pesos anuales.”

Aclaró que países como Sudáfrica y Chile han domesticado especies mexicanas. El primero lo hizo con pinus patula y el segundo con pinus radiata.

Si bien un gran problema es que los resultados de investigación en árboles se obtienen fielmente a los 10 años, la demora no ha impedido que otros países le apuesten al estudio de estos recursos naturales.

“Hace como 50 o 60 años Sudáfrica vino y muestreó algunos genes de una especie mexicana. Se la llevó, trabajó genéticamente y hoy tiene una sexta generación y es uno de los países más importantes productores de madera en el mundo, sólo con los genes de una especie mexicana.

”Pero hay algo más, que sólo sucede en un mundo surrealista: cuando nosotros iniciamos estos trabajos, hace 30 años, quisimos un poco de semilla que habían mejorado y nos dijeron que no porque estaba patentada, pero teníamos socios gringos, la solicitaron y a ellos sí se las dieron.”

Juan Alba Landa presentó este panorama después de su conferencia “Manejo de recursos genéticos forestales en Veracruz”, la cual presentó el jueves 14 de agosto en las instalaciones del Inifor (ubicadas en el Parque Ecológico “El Haya”), en el marco del sistema permanente de conferencias organizado por este instituto, cuyo objetivo es actualizar a los estudiantes de posgrado, docentes y público en general.

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