El sueño es un proceso fisiológico organizado y generado por el cerebro, por lo que no respetar las horas indicadas para éste provoca una desregulación en los parámetros circadianos y del metabolismo, principalmente, aseguró Monserrat Melgarejo Gutiérrez, quien tiene la Maestría en Neuroetología encaminada a la neurofisiología del sueño y cuenta además con Doctorado en Ciencias Biomédicas.

Invitada por la Dirección General del Área Académica de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana (UV), la ponente ofreció la conferencia “La alteración del sueño y sus consecuencias en el metabolismo”, en la que señaló que la población adolescente es la más vulnerable al cambio en sus patrones de sueño, debido a su estilo de vida tanto social, cultural y tecnológico.

Melgarejo Gutiérrez estableció la relación existente entre la calidad y cantidad de sueño con el índice de masa corporal, el sobrepeso y la obesidad, problemas que afectan al mundo.

Indicó que las moléculas como transcripción de genes y síntesis de proteínas se ven afectadas por el cambio de ciclo circadiano producto de la disminución de la cantidad de sueño, que a su vez impactan directamente sobre el metabolismo de lípidos y tolerancia a la glucosa, entre otros efectos.

Ejemplificó que un adolescente no duerme bien debido a la falta de un patrón de sueño normal, como lo haría una persona sana que se va a la cama a las 10 de la noche y se levanta a las ocho de la mañana diariamente, lo que constituye una higiene de sueño, es decir, un patrón regular tanto en la cantidad como en la calidad de sueño.

“Cuando hablo de calidad me refiero a que ese patrón sea constante, que el sueño sea bueno durante la noche, que no tenga despertares u otro trastorno del sueño, porque lo que va a hacer es desregular estos genes y los más afectados en este sentido son los jóvenes.”

Monserrat Melgarejo puntualizó que los adolescentes que actualmente llevan un estilo de vida irregular en cuanto a sueño padecen sobrepeso, y llama la atención que esos jóvenes luego se convertirán en adultos con obesidad, que es lo que está impactando las políticas de salud a nivel mundial.

Por lo anterior, mencionó la conveniencia de realizar medidas de prevención, informar a la población acerca del buen dormir, de contar con una buena calidad del sueño y que los jóvenes dejen de desvelarse por estar conectados a las redes sociales o Internet.

Agregó que de acuerdo a estudios, lo recomendable es que niños de tres a cinco años duerman de 10 a 12 horas; los de cinco a 12 años, lo hagan de 11 a 12 horas; de 12 a 16 años, 9.6 horas; los adultos, de siete a 7.5 horas, y los ancianos, de 6.5 a siete horas. Aunque dijo que existen personas que les basta cuatro horas de sueño, en tanto otras requieren de 12 y hasta 14 horas para sentirse “reparados”.

Por último, dio a conocer que a través de la Dirección General del Área Académica de Ciencias de la Salud se pretende hacer un análisis sobre la prevalencia en relación con el tiempo total de sueño e índice de masa corporal en los alumnos de nuevo ingreso –a través del Examen de Salud Integral.
Además, realizar una encuesta acerca de la cantidad y calidad del sueño con la que ingresan los alumnos a la UV, medir su masa corporal y efectuar una correlación por género y edad para determinar si existe incidencia en alguna edad en particular y poder establecer si el sueño es uno de los factores que está incidiendo sobre el metabolismo.

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