Un nuevo estudio ha encontrado que existe un gen que aparentemente hace a las mujeres felices, aunque no funciona en los hombres. El descubrimiento podría ayudar a explicar ciertas características asociadas a las diferencias de género.

Científicos de la University of South Florida (USF), el National Institute of Health, Columbia University y el New York State Psychiatric Institute reportaron que la expresión de un gen llamado monoamina oxidasa A (MAOA) está asociada con un estado de felicidad extendido en las mujeres, y que no encontraron en los hombres. Los descubrimientos del primer gen asociado a un estado de felicidad fueron publicados recientemente en el Progress in Neuro-Psychopharmacology & Biological Psychiatry.

La experiencia indica que aunque las mujeres presentan mayores cambios de humor ocasionados por los desbalances hormonales, finalmente, son más felices con su vida. Aunque las razones permanecen poco claras, en este sentido, el doctor Henian Chen, autor principal del estudio, dijo que “estos descubrimientos nos ayudarán a explicar la diferencias de género y traerán más información al vínculo de los genes con ciertos estados de ánimo”.

El gen MAOA regula la actividad de una enzima que estimula la acción de la dopamina, serotonina y otros neurotransmisores en el cerebro, los mismos químicos sobre los que actúan los antidepresivos. Asimismo, este gen promueve altos niveles de monoamina, que permite que los neurotransmisores se queden en el cerebro por más tiempo.

Los investigadores sospechan que la diferencia entre hombres y mujeres con respecto a este gen es la testosterona, hormona característica del género masculino que le da sus características, y que se encuentra en muy bajos niveles en las mujeres. Chen y sus coautores sugieren que la testosterona podría cancelar el efecto positivo de la MAOA en los hombres. En el caso de los niños, el MAOA deja de tener efecto cuando estos llegan a la pubertad.

“La felicidad no está determinada por un solo gen, sino por un grupo seguramente, que aunados a la experiencia de vida moldean los niveles individuales de felicidad. Creo que es tiempo de más estudios genéticos que se enfoquen en el bienestar y felicidad de las personas”.

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