Franz Kafka, escritor influyente en el "expresionismo" y el "realismo mágico", que no confiaba en sus escritos

Franz Kafka


Sandra Isabel Jiménez Mateos *

Franz Kafka, aunque es uno de los escritores más influyente de la literatura universal, vio publicadas muy pocas de sus obras durante su vida. La influencia de su trabajo se siente en las corrientes literarias posteriores del expresionismo y el realismo mágico. Su influencia es tal que incluso en el idioma español el termino ‘»kafkiano'» se utiliza como sinónimo de surrealista.

Sin embargo la confianza sobre la calidad de sus escritos era baja, tanto que no quería que nadie las viera después de su muerte.

Ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que quemara todos sus manuscritos al fallecer, lo cual no hizo: ‘»Queridísimo Max, mi último ruego: todo lo que se encuentre de mis escritos cuando yo muera (ya sean diarios, manuscritos, cartas ajenas y propias, dibujos) debe quemarse sin excepción y sin ser leído, así como también todo lo escrito y dibujo que poseas tú o posean otros, a quienes tendrás que pedírselo en mi nombre. Las cartas que no te quieran entregar tendrían al menos que comprometerse a quemarlas ellos mismos. Tuyo, Franz Kafka'», fueron sus palabras y su petición.

Franz Kafka nació en Praga (República Checa), el 3 de julio de 1883, en el seno de una familia de comerciantes judios, aunque se formó en un ambiente cultural alemán y cursó estudios de doctorado en Derecho. su origen judió lo hizo interesarse en la mística y la religión, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo.

En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el miembro más destacado, la escritura de Kafka se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez. Ese mundo de sueños, que describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que apareció parcialmente en la revista Hyperion, que dirigía Franz Blei.

En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequeños fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso. Sin embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales.

El estallido de la Primera Guerra Mundial y el fracaso de su noviazgo con Felice Bauer (con quien mantuvo una relación difícil entre 1913-1917) en el que había depositado todas sus esperanzas señalaron el inicio de una etapa creativa prolífica. Entre 1913 y 1919 Franz Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El chófer, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.

En 1920 abandonó su empleo, ingresó en un sanatorio y, poco tiempo después, se estableció en una casa de campo en la que escribió El castillo; al año siguiente Kafka conoció a la escritora checa Milena Jesenska-Pollak, con la que mantuvo un breve romance y una abundante correspondencia, no publicada hasta 1952. El último año de su vida encontró en otra mujer, Dora Dymant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza.

Un tema de gran importancia en su obra es su relación con un padre autoritario. En la intimidad, éste no dejó nunca de menospreciar a su hijo y hasta el año 1922 lo tiranizó. De ese conflicto y de sus tenaces meditaciones sobre las ‘»misteriosas misericordias'» y las ilimitadas exigencias de la patria potestad, declaró el propio Kafka que procedía toda su obra, incluyendo en particular su célebre Carta al padre, nunca publicada en vida.

En la navidad de 1923, Kafka contrajo una pulmonía que al final le obligó a regresar al hogar paterno en Praga en marzo de 1924.

Escribe el que será su último relato Josefina la Cantora, o el pueblo de los ratones.
La salud de Kafka empeora definitivamente. Pasa por varios sanatorios: Wiener Wald, la clínica Hajek y el sanatorio Kierling, cerca de Viena
, donde sufrió un ataque de tuberculosis de laringe, lo que hacía que el tragar los alimentos le resultara muy doloroso, de manera que en sus últimas semanas se alimentó principalmente de líquidos. Se le trasladó a la clínica universitaria de la capital y a finales de abril al sanatorio Dr. Hoffmann de Kierling, donde falleció el 3 de junio.

Le enterraron el 11 de junio en la parte judía del Nuevo Cementerio de Praga-Straschnitz.

* Investigadora académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana

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