Iris Rocío Santillán

Iris Rocío Santillán


La discriminación contra diversos sectores de la sociedad, como el de las mujeres, existe y nadie puede negar que constantemente se vulneran sus derechos y su dignidad humana. No obstante, hay quienes opinan que la lucha de las mujeres se “está saliendo de control” y pone en riesgo los derechos de los hombres, pero nada más lejano a la realidad es este espejismo de “igualdad” entre mujeres y hombres en México, afirmó la abogada criminóloga feminista y académica, Iris Rocío Santillán, quien se ha desarrollado por varias décadas en el ámbito de la procuración de justicia en nuestro país.

Durante su intervención en el foro “Derechos de las Mujeres”, la autora de los libros “Violación y culpa” y “Matar para vivir. Análisis jurídico, penal y criminológico con perspectiva de género de casos de mujeres homicidas”, señaló la urgente necesidad de que la academia permeé en el activismo social y la política para que el avance contra la discriminación y violencia hacia las mujeres no sea tan lento y opere con mayor eficacia.

La académica precisó que según el Foro Económico Mundial, México se encuentra en el lugar 66 del ranking sobre las brechas de género entre hombres y mujeres, quedando por debajo de países como Kenia, El Salvador y Vietnam.

Este índice mundial calcula que tardaremos 170 años para cerrar las brechas de género —afirmó la criminóloga— y para nuestra desgracia hay quienes se proclaman feministas y ni siquiera comprenden lo que es este movimiento teórico social. “El feminismo es también filosofía, ética, política, epistemología y metodología agrupadas en tres dimensiones que deben interactuar, converger y ser indisolubles: el activismo social, la academia y la política”.

Afirmó que se necesita una mayor integración entre estas dimensiones ya que hay mucha gente en el activismo, la política y en las instituciones que carecen de conocimientos sobre lo que es realmente la teoría de género y aunque en el ámbito político hay un mandato de la aplicación transversal de la perspectiva de género, todavía no se sabe cómo aplicarlo. Por ejemplo —añadió—, en mi ámbito del derecho existe un protocolo para juzgar con perspectiva de género, sin embargo, lo que he encontrado en los cursos que he tenido oportunidad de impartir a jueces o a ministerios públicos, me dicen con demasiada frecuencia que ya están capacitados, pero no saben cómo transversalizar la teoría del delito con la perspectiva de género.

“Si cada quien trabaja en su isla sin fusionarnos, avanzaremos muy poco del papel a los hechos”, destacó con pasión.

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