La rectora de la Universidad Veracruzana (UV), Sara Ladrón de Guevara, destacó que Iberoamérica con su gran riqueza cultural, lingüística y étnica, a través de su historia, sus patrimonios bioculturales, sus innovadoras universidades, sus sabios tradicionales, sus estudiantes y profesionistas indígenas, sus ambientalistas y activistas sociales, “es la región apropiada y prometedora para el desarrollo y florecimiento de la interculturalidad”.

         Ladrón de Guevara expuso el tema “La importancia de la interculturalidad en el ámbito de la educación superior” en el Foro Internacional “Educación Superior y el Desarrollo Iberoamericano”, cuya organización estuvo a cargo de esta casa de estudios.

         Comentó que la educación superior parece ser la más reacia ante el paradigma intercultural, por ello se pronunció por la transversalización institucional, la formación de estudiantes y académicos, y el diseño de perfiles profesionales en este sentido.

         Dijo que los alcances de la perspectiva intercultural en la educación superior en México se pueden agrupar en medidas de tres tipos: la incorporación de la visión intercultural en escuelas normales, donde se forma el magisterio; la creación de las universidades interculturales; y la inclusión de programas con perspectiva intercultural en las universidades convencionales.

         En el caso de la UV, remarcó, la apuesta fue “el compromiso colectivo”, y por ello se creó la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI) y las Unidades de Transversalización Académica Intercultural (UTAI), que a partir de 2013 están en todas las actividades sustantivas de la institución.

         Para Sara Ladrón de Guevara, ante los retos éticos, políticos, sociales y epistemológicos que demandan las sociedades contemporáneas, será necesario distinguir en las políticas públicas de interculturalidad tres desafíos y destinatarios diferenciados.

         El primero de ellos es atender y resolver la desigualdad, sobre todo infraestructural y socioeconómica que siguen caracterizando las relaciones entre poblaciones indígenas y no indígenas, mediante políticas para lograr una mayor cobertura, equidad y calidad de la educación superior.

         El segundo consiste en entender y reconocer la diferencia étnica, cultural y lingüística como expresión legítima de los pueblos indígenas a través de políticas de pertinencia cultural del currículo en educación superior, así como de oficialización y normalización de lenguas indígenas.

         El tercer desafío consiste en atender y aprovechar la “diversidad de diversidades” culturales, étnicas, religiosas, de género, entre otros, como un recurso estratégico para la sociedad latinoamericana.

         También propuso reconocer, consolidar e institucionalizar los logros obtenidos mediante dos proyectos piloto: el Programa de Universidades Interculturales y el Programa de Atención a Estudiantes Indígenas de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.

         “Estos proyectos deben ser incluidos entre las más altas prioridades de las políticas de educación superior de los ministerios de educación para aprovecharlos, darles continuidad y transversalizarlos hacia todo el sistema de educación superior latinoamericano.”

         La Rectora dijo que también es necesario fomentar la pionera investigación educativa destinada a desarrollar indicadores de pertinencia cultural, de competencias interculturales, interlingüísticas y de traducción entre saberes, para poder diagnosticar y aprovechar las aportaciones de los conocimientos indígenas y de sus portadores para su actual sociedad del conocimiento.

         “Un aspecto fundamental a considerar en las políticas de interculturalización de la educación superior será fomentar explícitamente una formación de maestros, docentes e investigadores diversificada, culturalmente pertinente y lingüísticamente diferenciada.”

         A manera de conclusión, opinó que también será necesario combatir, en estrecha coordinación con los organismos gubernamentales encargados de las políticas de antidiscriminación, la aplicación sesgada y discriminatoria de medidas homogenizantes, como las pruebas estandarizadas que no permiten diagnosticar competencias diferenciadas y distintos tipos de conocimientos, cuando se trata de población escolar de contextos rurales, indígenas, migratorios, entre otros.

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