En México las políticas gubernamentales para erradicar la pobreza extrema han resultado ineficaces por una doble discriminación, primero porque los recursos para zonas marginadas han sido muy bajos y segundo porque estos recursos se desvían y no llegan a las personas más pobres, sostiene el doctor Ernesto Henry Turner Barragán, profesor-investigador de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). 

En el artículo “Desarrollo y pobreza en América Latina” incluido en el libro Adónde va la economía mundial, el investigador manifiesta que es necesaria la transparencia en las políticas gubernamentales, ya que los recursos que han sido desviados benefician únicamente a los líderes y productores más acomodados, de ahí la necesaria focalización y control estricto de la asignación de los programas públicos.

La falta de manejo por parte del Estado ha provocado que en el país la pobreza evolucione a gran escala, de acuerdo con datos del INEGI entre 1992 y 2000 la pobreza en los hogares se incrementó; el número de individuos en condición de pobreza extrema creció en cerca de cinco millones, asevera el docente del Departamento de Economía.

La brecha de crecimiento entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo ha ido en ascenso, Estados Unidos y países de Europa occidental han multiplicado sus ingresos, mientras que el crecimiento en América Latina ha avanzado lento y con un máximo crecimiento en Uruguay con un 5.1 por ciento, mientras que en México apenas fue de 4 por ciento en la última década.

A pesar de existir cierto crecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB) en México y en el resto de América Latina la distribución de los ingresos ha sido desigual, más de la tercera parte de los ingresos queda únicamente en el 10 por ciento de la población, el sector más rico.

En Latinoamérica hay 209 millones de pobres, 40 por ciento de la población, y de esos 209 millones, 81 millones son indígenas, esta desigualdad económica explica la pobreza rural que existe en comunidades indígenas menores a cinco mil habitantes, y en las zonas urbanas el desempleo y empleo informal.

La inequidad de distribución en los ingresos provoca el poco crecimiento en los países en vías de desarrollo, ya que el mayor aporte económico viene del 10 por ciento de la población, la clase rica, el cual resulta mínimo en relación con las grandes potencias en donde los ingresos están distribuidos de una manera más equilibrada.

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