A comienzos del siglo XX, la demanda de petróleo no hacía más que crecer. Aunque la industria del automóvil todavía estaba en pañales, sectores como la maquinaria industrial, las plantas eléctricas o la industria marina empleaban petróleo como combustible.
El inglés William D’Arcy, viendo las posibilidades de negocio, había comprado una licencia para buscar petróleo en Persia en 1901. Después de años de búsqueda infructuosa, y con su compañía a punto de quebrar, D’Arcy decidió encargar a sus trabajadores el último intento. A las 4 de la mañana del 26 de mayo de 1908, la perforadora alcanzó una bolsa de petróleo. Poco después se encontraron más yacimientos. La compañía de D’Arcy se convirtió en 1909 en la Anglo-Persian Oil Co., y hoy en día la conocemos como British Petroleum (BP).
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