Con el propósito de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la dependencia de combustibles fósiles, investigadores mexicanos trabajan en la creación de un vehículo eléctrico utilitario impulsado con hidrógeno.

La realización de este proyecto corre a cargo de cinco instituciones: el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo Tecnológico (Cenidet), la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), el Tecnológico de Monterrey, campus Toluca; así como los institutos de Investigaciones Eléctricas (IIE) y el Potosino de Investigación Científica y Tecnológica (IPICyT).

Cada una de estas instituciones tiene a su cargo el desarrollo de una parte del vehículo. El Cenidet fabricará la electrónica de potencia, es decir, los convertidores que administran y acondicionan la energía en el automotor. En tanto, el Centro de Investigación en Mecánica Automotriz del Tecnológico de Monterrey diseñará la suspensión y el chasis, mientras que el Laboratorio de Hidrógeno del IIE desarrollará las celdas de combustible, de tal manera que toda la tecnología utilizada sea nacional.

Por su parte, la UASLP estará enfocada a la construcción del sistema de tracción, que entre otras funciones, tiene la de coordinar el movimiento de las llantas y la de realizar acoplamiento entre ellas para un funcionamiento adecuado. En cuanto al IPICyT, su labor estará enfocada al manejo de la energía. De acuerdo con la doctora Ilse Cervantes Camacho, responsable del proyecto en esta institución, el vehículo empleará celdas de combustible, baterías y convertidores, por lo que su equipo de trabajo buscará la tecnología para que el automotor explote al máximo estas fuentes.

“Vamos a dotar de inteligencia al vehículo para que tome decisiones en tiempo real sobre qué fuente de energía utilizar y lograr el mayor avance con la menor cantidad de combustible”, explicó la investigadora.

Para ello, señaló, es indispensable conocer el patrón de manejo del automóvil (velocidades que alcanzará), que junto con los modelos del motor, convertidores y celdas de combustible permitirán crear un simulador que en tiempo real resuelva el problema de optimización de energía.

Cervantes Camacho aseguró que, con base en este simulador, diseñarán un controlador que permita que el vehículo opere en su punto máximo, ya sea de ahorro de combustible o de alcance.

Asimismo, esta investigadora indicó que la velocidad del automóvil dependerá de si transporta carga o no; de esa manera, si lleva una tonelada, alcanzará los 65 kilómetros por hora, en tanto que si va vacío podría viajar a 85 o 90 kilómetros por hora. La investigadora recalcó que este desarrollo no generará gases de efecto invernadero o contaminantes, pues sus emisiones serán agua súper pura y oxígeno.No obstante, reconoció la especialista que para que este proyecto tenga viabilidad comercial es necesario que México invierta en infraestructura de hidrógeno, sobre todo porque éste tiene mayor potencial energético que la gasolina.

Cervantes Camacho destacó que el sector industrial ha mostrado interés en el automóvil; incluso existe una compañía que desea se le fabrique un vehículo con la misma tecnología, pero destinado al transporte de pasajeros. Con esta premisa, el consorcio de investigadores ha planteado la posibilidad de fabricar un vehículo de dos plazas que alcance velocidades de hasta 100 kilómetros por hora.

Conforme al avance que ha reportado el proyecto, los investigadores esperan tener listo el primer prototipo para finales de 2014, el cual será sometido a diferentes pruebas que les permitirán realizar las mejoras pertinentes.

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