Cientos de miles de cráteres, grandes y pequeños, marcan la superficie de Marte. Fueron excavados por los asteroides y los cometas que impactaron con el Planeta Rojo a lo largo de su historia.

Esta imagen muestra una región del hemisferio norte del planeta conocida como Hephaestus Fossae – en honor al dios griego del fuego – y que fue fotografiada por la Cámara Estéreo de Alta Resolución de la sonda Mars Express de la ESA el 28 de diciembre de 2007. Los colores han sido alterados para representar la elevación del terreno: los tonos verdes y amarillos representan depresiones poco profundas, mientras que el azul y el violeta indican grandes fosas de hasta 4 kilómetros de profundidad. 

En esta imagen se pueden distinguir una docena de cráteres de diversos tamaños. El más grande presenta un diámetro de unos 20 kilómetros. 

Los largos e intrincados cañones que parecen cauces fluviales fueron provocados por los mismos impactos que formaron los cráteres de mayor profundidad. 

Cuando un cometa o un asteroide choca a gran velocidad con otro cuerpo del Sistema Solar, la energía liberada provoca que el punto de impacto se caliente drásticamente. 

En el caso del gran cráter que se puede ver en esta imagen, el calor producido por el impacto derritió el terreno – una mezcla de roca, polvo y hielo atrapado en el subsuelo – provocando un desbordamiento que inundó sus alrededores. Antes de secarse, los lodos excavaron una compleja red de canales mientras se abrían paso sobre la superficie del planeta. 

La mezcla de hielo y rocas fundidas también es la responsable de la apariencia fluida de las capas de escombros que rodean al cráter de mayor tamaño. 

Puesto que los cráteres más pequeños carecen de estructuras similares a su alrededor, los científicos piensan que sólo los impactos más potentes – los que originaron los cráteres más grandes – son capaces de profundizar lo suficiente como para liberar parte de las reservas de agua congelada que se ocultan bajo la superficie de Marte. 

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