Precandidatos México

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Manuel Martínez Morales

Considerando que la ciencia y la tecnología son factores de primer orden para el desarrollo económico de una nación, y que además constituyen elementos indisolubles de la cultura de nuestro tiempo, indispensables para que todo ciudadano sea contemporáneo del mundo presente, creo que no sería ocioso considerar la elaboración de un texto (Ciencia para candidotes) que tuviera como fin ilustrar a los candidatos a la presidencia de la República, en forma sencilla, sobre la importancia que revisten -para el bienestar de los mexicanos- la ciencia y sus derivados tecnológicos. Y digo candidotes pues tanto los candidatos como nosotros mismos, sufridos ciudadanos, pecamos de candidez al dejarnos engañar creyendo, con singular fe, que la elección de tal o cual personaje cambiará las desafortunadas condiciones en que se ha desenvuelto la vida nacional durante el último medio siglo. Y, peor aún, creemos que la elección será democrática y que nuestro voto –cada voto- será tomado en cuenta.

Siendo consecuentes con nuestra propia candidez, consideremos algunos de los puntos que deberían presentarse en el documento Ciencia para candidotes, tomando en cuenta que los candidatos rara vez se refieren al tema o, si lo han hecho, ha sido en forma superficial repitiendo los acostumbrados lugares comunes.

La ciencia y la técnica deben ocupar un lugar prioritario en lo referente a su sostenimiento económico, es decir a su lugar en el presupuesto nacional. Durante los últimos treinta años, el gasto en ciencia y tecnología no ha pasado del medio punto porcentual del PIB; para ser más exactos, es de alrededor de 0.45 por ciento, en tanto que en otros países latinoamericanos es del orden del 3 o 4 por ciento, y en los países “desarrollados” puede alcanzar hasta el 8 por ciento del PIB. En los últimos tres sexenios se ha proclamado como objetivo el que la inversión en ciencia y tecnología alcance el 1 por ciento del PIB; la verdad es que la cifra no ha rebasado el 0.5 por ciento.

El desarrollo tecnológico por supuesto que debe estar supeditado a las necesidades del aparato productivo nacional, y de la población en cuanto a servicios educativos, de salud, suministro de agua, etcétera.

En este contexto las universidades públicas juegan un papel de primera importancia, pues en estas instituciones desde siempre se ha cultivado la investigación científica y, concomitantemente, se forman cuadros técnicos y científicos de alto nivel los cuales generalmente disponen, además del entrenamiento profesional, de una conciencia social de servicio la cual refuerza el impacto –social, cultural y económico- que el trabajo científico y técnico de por sí tienen. Entonces se tendrá que incrementar el presupuesto de las universidades públicas para que éstas fortalezcan sus programas de investigación y la formación de cuadros tecno-científicos.

Resumiendo, la propuesta para los candidotes, podría incluir puntos como los siguientes:

  • Elaboración de un programa nacional para el desarrollo científico y tecnológico con la participación de científicos y sus sociedades, las universidades públicas, funcionarios de diversos niveles, representantes de empresas, públicas y privadas, así como de asociaciones ciudadanas.
  • Aumento del presupuesto asignado a la ciencia y la tecnología, al menos hasta alcanzar el 1 por ciento del PIB.
  • Asignación y distribución de recursos por vías menos burocráticas que las actualmente existentes, flexibilizando y agilizando el flujo de recursos.
  • Fortalecimiento de universidades y centros de investigación descentralizados, y la creación de centros de investigación virtuales conformados a partir de la necesidad de resolver problemas regionales.
  • Elaboración de un programa para la formación de cuadros técnicos y científicos que incluya prioridades y mecanismos mediante los cuales estos cuadros se integrarían al aparato productivo.

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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