La clonación reproductiva de seres humanos es más viable en la medida que la infertilidad masculina aumenta. El deseo de tener un hijo de su “propia sangre” (genes) por medio de las técnicas biogenéticas “avanzadas” apenas puede detenerse en una sociedad equipada para satisfacer cualquier capricho de los consumidores, afirmó la doctora Verena Stolcke, catedrática emérita del Departamento de Antropología Social y Cultural de la Universidad Autónoma de Barcelona (España).

Stolcke dijo que entre las personas existe “un deseo fanático no sólo de tener hijos, sino de asegurar que esos hijos sean portadores de sus genes”, lo cual puede generar abusos en las técnicas de fecundación y reproducción asistida.

En Europa, señaló la autora de artículos y libros sobre antropología y que en español ha publicado Racismo y Sexualidad en la Cuba Colonial (Alianza Editorial, Madrid, 1992), es frecuente la “adopción” por medio de la compra de óvulos y de “alquilar” úteros de mujeres inmigrantes, esto en un contexto de crisis, pobreza y en el que las bases jurídicas son mínimas en los países de origen de las mujeres.

Comentó que cada vez hay más ofertas para comprar óvulos y alquilar úteros y dijo que existen suficientes compradores para pagar por ellos. “Es una forma de obtener recursos en un mundo en donde la pobreza está aumentando y quienes lo ofrecen son mujeres”. Agregó que esto “no es ninguna novedad”, ya que existen clínicas de fecundación asistida para alquilar úteros en la India y Tailandia, entre otros países.

Los oocitos (óvulos) de las mujeres se han convertido en una especie de “huevos de oro” en el marco de la investigación embriológica y biotecnológica, ya que los espermatozoides son un material abundante, en cambio los oocitos son cultural y materialmente invisibles y escasos. “Los varones tienen muchos, mientras las mujeres tienen dos óvulos de oro” que se aplican para la fecundación asistida y son cuidados por cuerpos de mujeres”.

Respecto a la clonación, afirmó que se usa un trozo de piel del que se extrae la célula genética para implantar el clon. “Con la clonación se puede superar la infertilidad masculina, inspirada justamente en este sueño de tener hijos de los propios genes. Estas tecnologías trascienden en un contexto en que toda la sociedad se está globalizando”, comentó.

Los óvulos engendran la vida y por ello son indispensables en la fecundación asistida y en la exploración de los secretos de la vida y “quienes generan los óvulos, las mujeres, comparten ese alto valor de los huevos de oro, pues lo que es valioso es importante controlarlo y dominarlo”.

Sobre las consecuencias para las mujeres y los cuerpos sexuados de estas tecnologías sostuvo que los óvulos no sólo significan manipulación y comercialización de los cuerpos de mujeres, sino que estos procedimientos biológicos, como la producción de óvulos en laboratorio, puede ser el fin y que las mujeres se vuelvan “dispensables” en un mundo profundamente desigual.

Porque, “si se producen óvulos artificiales, en efecto, es igualmente problemático en una realidad específica y en un mundo moderno, que podamos volvernos dispensables” en un contexto en el que la revolución en embriología está reservada para los ricos de este mundo.

La investigadora impartió la conferencia magistral que marcó el inicio del VI Congreso Internacional de Ciencias, Artes y Humanidades El Cuerpo Descifrado. La Ciencia y la Tecnología en las Prácticas Corporales, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

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