Selene Isabel Ceballos Rincón

Selene Isabel Ceballos Rincón


Un recipiente de plástico que contiene gises de todos colores reposa en la entrada al mirador del Parque Juárez, en donde cada transeúnte es invitado a tomar uno para dibujar o escribir lo que quiera en la explanada de ese lugar.

Esta actividad forma parte de la investigación de Selene Isabel Ceballos Rincón, licenciada en Teatro por la Universidad Veracruzana (UV), para la tesis que desarrolla en la Maestría en Estudios Transdisciplinarios para la Sostenibilidad de la misma institución.

“Isa” (como prefiere que le llamen) nació en Guadalajara, sin embargo llegó a Xalapa junto con su familia cuando sólo tenía dos años: “Mi infancia en la ciudad fue hermosa y tranquila, me tocó una época en la que los niños podían salir solos a las calles y éstas se convertían en grandes áreas de juego para correr, patinar o jugar a las escondidas”, comentó.

Su niñez transcurrió en compañía de su mamá, sus dos hermanos mayores y su abuelita, quien vivía al lado de su casa; su papá siempre trabajó fuera, por lo que la convivencia con él fue escasa.

“La convivencia con mi abuelita era excelente, a ella la recuerdo como una persona fuerte que a las seis de la mañana ya estaba despierta barriendo la acera, arreglando el jardín y haciendo tortillas a mano”, relató.

En esa época la actividad favorita de Isa fue dibujar, principalmente muñecas. “Al principio sólo eran bosquejos simples y poco definidos, pero después fueron más complejos, acostumbraba jugar mucho con las formas y figuras”.

El objetivo de la actividad es la reapropiación de espacios públicos.

El objetivo de la actividad es la reapropiación de espacios públicos.

Después llegó la adolescencia, etapa que para ella “fue genial”, aunque siempre se distinguía de los demás e incluso “me etiquetaban de rara porque me gustaba usar la ropa de mi mamá y mi abuelita, provocando que en ocasiones hasta me preguntaran si estaba de luto”.

Fue entonces cuando desarrolló su gusto por el teatro, incluso por mucho tiempo actuó en un grupo de la iglesia. “No decidí estudiar Teatro desde el principio, ya que tenía interés por otras carreras del Área de Humanidades como Antropología y Sociología, pero me inclinaba más por el área artística, y dentro del plan de estudios de la Licenciatura en Teatro fue donde encontré lo que buscaba”, explicó.

La estudiante afirmó que ingresar a esta Facultad no fue fácil, pues además de la evaluación del Ceneval hizo pruebas de canto y expresión corporal: “Me di cuenta que la formación en la Facultad era más compleja, ya que a diferencia de actuar en un grupo independiente, aquí se requería de una mayor disciplina”.

Aseguró que dentro de su formación actoral siempre se había inclinado por papeles infantiles, por lo cual sus maestros la colocaban en roles dramáticos, “en varias ocasiones me tocó representar a mujeres entaconadas o incluso de la vida galante”.

Durante esos esos años la estudiante vivió una situación difícil, pues su familia dejó de recibir apoyo de su papá. Su mamá acababa de renunciar a su trabajo y por la edad le fue difícil encontrar otro, lo cual les trajo fuertes problemas económicos.

“Mi mamá hizo cuanto estuvo en sus manos para sacarnos adelante: vendía chiles rellenos, cosía y hasta aplicaba inyecciones. Mi hermano mayor ya se había casado y el menor estudiaba en la Facultad de Música, por lo cual sus tiempos eran reducidos y lo que podía hacer era dar clases en su tiempo libre. Recuerdo en una ocasión que nos cortaron la luz y el agua, además se había terminado el gas, realmente fue una época difícil.”

Durante los estudios universitarios siempre se requieren recursos para diversos gastos como transporte, fotocopias y comida, y como su mamá estaba desempleada tuvo que buscar alternativas. Fue entonces que se le ocurrió, junto con una amiga, ser una “estatua viviente” en espacios públicos.

“Debuté como una muñeca plateada que daba un mensaje cada que alguien aportaba una moneda. La primera vez me instalé en la calle Enríquez. Después actué en el Parque Juárez como una muñeca de porcelana, un ángel dorado, un hada de la primavera y, finalmente, una bruja.”

Los ingresos obtenidos siempre eran muy fluctuantes. En ocasiones por posar tres horas sólo ganaba 30 pesos, sin embargo en otras llegaba a ganar hasta 300, lo cual le ayudaba muchísimo, ya que de allí sacaba para todos sus gastos escolares.

“La Licenciatura en Teatro me ayudó a crecer creativamente, me planteó diversos retos y la considero un parteaguas, ya que me hizo darme cuenta que la creatividad es de suma importancia en la vida de las personas, así como algo invaluable; yo me valí de ella para costear mis estudios”, aseveró.

Tras concluir su licenciatura y ante la inquietud de estudiar un posgrado, ingresó a la Maestría en Estudios Transdisciplinarios para la Sostenibilidad y actualmente cursa el cuarto periodo.

“Saber que esta maestría está abierta para todos los perfiles, y que a lo largo de ella puedes llevar un proyecto en el que pongas tu corazón y alma, es lo que me convenció para cursarla”, afirmó.

Su proyecto de titulación dentro de este posgrado consiste en compartir con el público en general una actividad cultural dentro de la cual se fomente la creación artística accesible para todos, que no se encuentre en un foro cerrado sino que la gente que pase pueda y se atreva a participar, tan fácil como tomar un gis y plasmar algo con él.

El público interactúa a través de mensajes y dibujos.

El público interactúa a través de mensajes y dibujos.

El objetivo es la reapropiación de espacios públicos para generar convivencia en ellos, dentro de esta dinámica todos los participantes comparten algo, y también disfrutan de lo que crearon los demás, ya que cada persona que dibuja o escribe plasma algo que se encontraba dentro de ellos.

“Detenerse un momento a ver qué es lo que estás sintiendo y compartirlo es hermoso; en estos tiempos en que todos estamos desconectados de todo –hasta de nosotros mismos–, convierte a esta actividad en una especie de meditación en movimiento”, aseguró la estudiante.

“La respuesta de la gente ha sido muy motivadora, preguntan si de verdad pueden tomar un gis y plasmar un dibujo; existen muchas personas que hace bastante tiempo no lo hacían”, agregó.

Las opiniones de quienes han participado en esta dinámica son positivas, incluso las de personas que sólo se detienen a mirar. Tal es el caso de Enrique Muñoz, quien tras leer los mensajes expresó: “Es hermoso ver que esta ciudad nunca deja de sorprenderte, cada rincón de ella posee cosas nuevas e inesperadas”.

Moisés Altamirano, un maestro jubilado que escribió una frase sacada de un libro que traía con él, opinó: “El que la Universidad Veracruzana ofrezca este tipo de dinámicas al público en general es excelente, ya que es una buena forma de interactuar con el público”.

Por su parte, Gabriela Hernández, estudiante de sexto semestre de preparatoria, compartió: “Hoy tuve un día difícil, estaba triste; sin embargo, venir aquí, escribir y después leer los comentarios de los demás, es algo que cambió mi estado de ánimo e hizo que viera todo diferente”.

Este trabajo de campo ha sido muy enriquecedor para Isa, quien ha aprendido mucho de las personas que han accedido a esta actividad, con quienes interactúa.

“El consejo que doy a todos los chicos es que al momento de escoger una carrera no se guíen por las que tienen mayores opciones de empleo, o en las cuales se gana mejor; el mercado laboral es muy cambiante, más bien deben buscar aquello que les gusta hacer.

”A los que ya están dentro de la Universidad, les digo que jamás olviden el motivo por el cual decidieron cursar la carrera en la que están, así como el propósito de ello, que cada actividad a realizar no la lleven a cabo sólo por cumplir sino que siempre se brinden al máximo”, agregó.

Por último, Ceballos Rincón dijo que siempre habrá obstáculos en todos lados, en la familia, en la Universidad y el entorno en general; sin embargo, “esos retos siempre conllevan cosas hermosas y rescatables que cuando estás en medio de la tormenta no se ven, pero siempre están allí”.

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