Colisión de una galaxia elíptica NGC 5291 con una galaxia enana, hace 360 millones de años- ESO

Colisión de una galaxia elíptica NGC 5291 con una galaxia enana, hace 360 millones de años- ESO


Estas nuevas imágenes del Very Large Telescope de ESO, instalado en el observatorio Paranal, revelan los espectaculares restos de una colisión cósmica con 360 millones de años de antigüedad. Entre los escombros se encuentra una misteriosa y singular joven galaxia enana. Esta galaxia proporciona a los astrónomos una oportunidad excelente para aprender más acerca de estas galaxias que se creen comunes en el universo temprano, pero que normalmente son demasiado débiles y lejanas para poder observarlas con los telescopios actuales.

NGC 5291, el dorado óvalo brumoso que domina el centro de esta imagen, es una galaxia elíptica situada a casi 200 millones de años luz de distancia, en la constelación del Centauro. Hace 360 millones años, NGC 5291 estuvo implicada en una dramática y violenta colisión a medida que otra galaxia viajaba a inmensas velocidades disparada hacia su núcleo. El accidente cósmico expulsó enormes chorros de gas hacia el espacio cercano que, más adelante, se condensó formando un anillo alrededor de NGC 5291 [1].

Con el tiempo, el material del anillo se fue fusionando y colapsó en decenas de regiones de formación estelar y varias galaxias enanas, zonas que podemos ver en esta imagen como regiones blancas y de tonos azul pálido dispersas alrededor de NGC 5291. Esta nueva imagen fue obtenida con el instrumento FORS, instalado en el VLT. El cúmulo de material más masivo y luminoso, situado a la derecha de NGC 5291, es una de estas galaxias enanas y es conocida como NGC 5291N.

Se cree que la Vía Láctea, como todas las grandes galaxias, se formó en los primeros años del universo por la acumulación de galaxias enanas más pequeñas. Normalmente, si estas pequeñas galaxias han sobrevivido por su cuenta hasta el día de hoy, deberían contener muchas estrellas muy viejas.

Sin embargo, NGC 5291N no parece contener estrellas viejas. Observaciones detalladas, llevadas a cabo con el espectrógrafo MUSE [2], también han dado a conocer que las partes exteriores de la galaxia tenían características típicamente asociadas con la formación de nuevas estrellas, pero lo que se observó no concordaba con lo esperado en los modelos teóricos actuales. Los astrónomos sospechan que estos fenómenos inusuales pueden ser el resultado de colisiones masivas de gas en la región.

NGC 5291N no parece ser una típica galaxia enana, pero en cambio comparte un sorprendente número de similitudes con las grumosas estructuras que hay dentro de muchas de las galaxias con formación estelar en el universo distante. Es un sistema único en nuestro universo local y un importante laboratorio para el estudio de galaxias  tempranas ricas en gas, que normalmente están muy lejos como para ser observadas en detalle por los telescopios actuales.

Este inusual sistema ha sido observado previamente por una amplia gama de instalaciones basadas en tierra, incluyendo el Telescopio de 3,6 metros de ESO, en el Observatorio La Silla [3]. Sin embargo, las capacidades de MUSE, FORS y el Very Large Telescope (VLT) han permitido esclarecer ahora parte de la historia y de las propiedades de NGC 5291N.

Las futuras observaciones, incluyendo las que lleve a cabo el E-ELT (European Extremely Large Telescope) de ESO, podrían permitir a los astrónomos desentrañar los misterios que guardan los restos de esta galaxia enana.

Notas

[1] Actualmente, NGC 5291 está interactuando de un modo menos agresivo con MCG-05-33-005 — o la galaxia de la concha de mar —, una inusual galaxia en forma de signo de la coma que parece estar parasitando el núcleo luminoso de NGC 5291.

[2] NGC 5291N fue observada usando espectrografía de campo integral durante la primera verificación científica de MUSE. La espectrografía de campo integral recoge un espectro en cada punto en el cielo, proporcionando una visión tridimensional de gran precisión del objeto observado. Las observaciones de MUSE revelaron la inesperada presencia de líneas de emisión de oxígeno e hidrógeno en las afueras de NGC 5291N.

[3] Para estudiar a NGC 5291, los astrónomos utilizaron en 1978 el telescopio de 3,6 metros de ESO, en el Observatorio La Silla. Estas observaciones revelaron grandes cantidades de material en el espacio intergaláctico que rodeaba a la galaxia, y ahora sabemos que se trata de varias galaxias enanas y de regiones de formación estelar  creadas a partir del colapso del anillo gaseoso de la galaxia.

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