Ruy Pérez Tamayo

Ruy Pérez Tamayo


La verdadera sociedad del conocimiento requiere de una campaña vigorosa, permanente y bien organizada de divulgación de la ciencia, parecida a las utilizadas por empresas cerveceras o automovilísticas, aseveró el doctor Ruy Pérez Tamayo, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

“La difusión del quehacer científico y sus beneficios sociales debiera ser objeto de una cruzada nacional e incorporada al plan de modernización de la educación”, aseguró.

 

En la Conferencia magistral: La divulgación científica de México, el también miembro de El Colegio Nacional y la Academia Mexicana de la Lengua aclaró que la ciencia debe entenderse como una actividad humana creativa cuyo objetivo es la comprensión de la naturaleza.

 

La ciencia es producto del conocimiento obtenido mediante un método científico, organizado en forma deductiva y que aspira al consenso entre individuos técnicamente capacitados. “No oculta verdades ni se aparta de la realidad o depende de la fe”, sostuvo ante alumnos y profesores de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

 

Pérez Tamayo se declaró en contra del espíritu mágico-religioso, de la verdad como revelación, de la fe para resolver problemas y de la autoridad como árbitro de asuntos vinculados a la realidad.

 

Desde la educación primaria debe iniciarse el ejercicio de divulgar la ciencia, que requiere procesos permanentes de revisión y actualización de los contenidos. Otras vías para socializar el conocimiento científico son cursos, conferencias, programas de radio y televisión; el teatro, el cine y otros espectáculos, así como la prensa y los libros.

 

Pérez Tamayo criticó la ausencia del gusto por la lectura entre la sociedad mexicana y lo consideró como uno de los obstáculos para la comunicación de la ciencia, llevada a cabo con “esfuerzos minúsculos de publicaciones sobre el tema. El texto escrito se enfrenta a otros medios que lo rebasan por la atención que reciben y amenazan con volverlo obsoleto”.

 

El científico advirtió que la educación pública en México ha sufrido una metamorfosis negativa y dramática. “Estoy convencido de que el personaje público más importante para un desarrollo sano y positivo de cualquier sociedad es el maestro de primaria, pero en México lo hemos convertido en un ciudadano olvidado y el menos favorecido”, advirtió.

 

Mientras la divulgación de la ciencia no sea incorporada a la radio, la televisión y los medios digitales, “la información estará cada vez más rezagada en el cumplimiento de su importantísima función social”.

 

La actividad científica debe considerarse desde dos puntos de vista, diferentes pero complementarios: el contenido formal, es decir, leyes, teorías e hipótesis y aplicaciones, por un lado, y la historia, la filosofía, y el entorno social y político –este último dota a la ciencia de sentido y significado pero todavía no se le considera como divulgación– por otro. “La ciencia no existe en el vacío, sino que siempre se da en el seno de una comunidad social específica de la que surge y a la que se debe en forma completa”, concluyó.

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