La física de la película Interestelar

Interstellar


Los agujeros negros, la dilatación del tiempo y los agujeros de gusano son tres temas importantes de la física moderna que aparecen en Interstellar, película dirigida por Christopher Nolan que narra el viaje de un grupo de astronautas en busca de un planeta habitable.

 

Luis Felipe Rodríguez Jorge, pionero de la radioastronomía en México, explicó estos tres temas en El Colegio Nacional, que hacen de Interstellar una película complicada y difícil de entender. “Fue un éxito comercial aún cuando se trata de una película de una gran complejidad y ambigüedad”, comentó Rodríguez Jorge, “yo creo que el público no necesariamente quiere cosas sencillas, está dispuesto a manejar y tratar cosas así”.

 

El astrónomo refirió que para la realización de Interstellar, cuya idea se trabajó por más de quince años, la asesoría de Kip Thorne fue necesaria: el investigador del Instituto Tecnológico de California, reconocido por sus aportes en el campo de la física gravitacional y la astrofísica, supervisó que todos los hechos de la película no violaran las leyes de la física y que pudieran ocurrir.

 

“El concepto de ‘agujero de gusano’ se ha usado mucho en la ciencia ficción, y si bien no existen, las ecuaciones no prohíben su existencia”, señaló el miembro de El Colegio Nacional. Llamados así porque asemejan a un gusano que atraviesa una manzana para llegar al otro extremo, estos agujeros permitirían viajar por el universo con mayor rapidez. “A los agujeros de gusano hay que verlos como una creación matemática que da lugar a muchas contradicciones”, aseguró, “a los artistas esto les ha encantado porque les permite hacer muchas cosas”.

 

Para el astrónomo, los agujeros de gusano no hacen falta para encontrar otro planeta, como se muestra en Interstellar. “Científicamente esto es insostenible, no habría que matarse tanto para encontrar un planeta, esto es una licencia que se toman para darle dramatismo, a la vuelta de la esquina hay planetas”, dijo. A tan solo 4.2 años luz de la Tierra (lo equivalente a 10 mil años en la nave más rápida) se encuentra la Próxima Centauri, que podría tener un planeta habitable orbitando a su alrededor.

 

“El mejor lugar para un planeta habitable es alrededor de las estrellas porque tienen combustible nuclear y no hay que echarles nada”, afirmó Luis Felipe Rodríguez Jorge, “tener un planeta cerca de un hoyo negro no es una buena idea: sería un planeta muy frío y para calentarlo habría que alimentarlo con material que provocaría rayos x y radiación ultravioleta, algo dañino”.

 

Frente a la posibilidad de trasladar representantes de nuestra especie a otro planeta, el investigador emérito del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM advirtió que sería algo carísimo: “llevar un litro de agua a la Luna cuesta lo que un kilo de oro”. Además, la fuerza del espacio provocaría descalcificación de huesos y aumentaría la frecuencia de enfermarse, como ya se ha observado en algunos astronautas.

 

Otra cosa que resultaría muy costosa, y no sólo en términos económicos y tecnológicos, sería el poder trasladarse en el espacio. A mayor fuerza de gravedad, más lento transcurre el tiempo; el tiempo pasa más despacio cerca de objetos muy masivos. El funcionamiento de los satélites GPS, que incluyen una corrección relativista, lo comprueban. Aquí radica la importancia de estudiar los agujeros negros: entender cómo controlar la gravedad facilitaría el traslado a otro planeta.

 

Sobre los agujeros negros, el miembro de El Colegio Nacional indicó que una persona envejecería más lento cerca de uno y que los efectos de dilación del tiempo que se muestran en Interstellar son correctos. “Uno podría ir al futuro usando un hoyo negro porque al salir ya habrán pasado muchos años, en ese sentido sí se puede, lo que no se puede es regresar”, puntualizó Rodríguez Jorge, “matemáticamente y científicamente es posible pero lo que no se puede es regresar al pasado”.

 

“Lo que ocurre también con el tiempo cuando uno entra en un agujero negro es que las ecuaciones y los términos se intercambian y uno puede moverse en el tiempo”, añadió, “suena muy raro pero lo que uno gana en tiempo lo pierde en espacio, esto va contra la intuición y la realidad cotidiana pero las mediciones han encontrado que esas teorías -en cierto grado absurdas- son la realidad”.

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