Curar la hepatitis C, la enfermedad infecciosa que afecta principalmente al hígado y que durante años ha matado a más estadounidenses que el VIH y el sida, está más cerca que nunca.

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) han liderado el desarrollo de un tratamiento más simple y eficaz contra esta patología, basado en una nueva combinación de medicamentos.

El trabajo, publicado en el último número del New England Journal of Medicine, revela que dicha combinación de tratamientos implica un par de fármacos antivirales orales –daclatasvir y sofosbuvir–, aún experimentales, más seguros frente a la hepatitis C.

Para los autores, la terapia combinada ha funcionado bien, incluso en los pacientes que son más difíciles de tratar, en los que la ‘terapia triple’ convencional con inhibidores de la proteasa de la hepatitis C –que combina los medicamentos telaprevir o boceprevir, además de interferón pegilado y ribavirina– no ha podido curar la infección.

«Esta investigación abre el camino para otras opciones de tratamiento más seguras, tolerables y eficaces para las personas infectadas con hepatitis C», afirma Marcos Sulkowski, director médico del Centro Johns Hopkins para la Hepatitis Viral.

«Los tratamientos estándar para la enfermedad van a mejorar de manera espectacular en los próximos años, lo que conllevará a avances sin precedentes para el tratamiento de pacientes infectados con el virus», continúa el líder del estudio.

La investigación se realizó en 211 hombres y mujeres con cualquiera de los tres tipos principales de la enfermedad que fueron tratados en 18 centros médicos de EE UU y Puerto Rico.

Entre los pacientes con genotipo 1 –la cepa más común de la infección en EE UU–, el 98% de los 126 pacientes no tratados previamente y el 98% de los 41 pacientes cuyas infecciones continuaron incluso después de la terapia triple se mantuvieron sin virus detectable en sangre tres meses después de que el tratamiento se hubiera detenido.

Los resultados fueron similares en aquellos pacientes infectados con los genotipos 2 o 3, cepas menos comunes en el país norteamericano.

Más eficacia, menos efectos secundarios

Los participantes en el estudio tomaron una combinación diaria de 60 miligramos de daclatasvir (aún no aprobado por la Food and Drug Administration de EE UU o FDA) y 400 miligramos de sofosbuvir, con o sin ribavirina.

Sulkowski subraya que si el declatasavir y otros nuevos fármacos para la hepatitis C obtienen la aprobación de la FDA, “las temidas inyecciones semanales de peginterferón será cosa del pasado”.

Igualmente, el experto apunta que la llamada ‘carga de pastillas’ estándar para el genotipo 1 podría bajar de unas 18 píldoras al día y una inyección por semana a tan solo una o dos pastillas al día y sin inyecciones.

Así, los efectos secundarios de la nueva combinación fueron generalmente leves, pero incluyen fatiga, dolor de cabeza y náuseas, un perfil de seguridad que Sulkowski compara favorablemente con el de la terapia basada en interferón pegilado, ligado a efectos secundarios graves que pueden incluir depresión.

Además, el nuevo estudio es uno de los primeros en mostrar que la hepatitis C se puede curar sin el uso de ribavirina, causante de anemia.

Por otro lado, el investigador añade que este nuevo régimen de pastillas “debería favorecer a las personas infectadas con hepatitis C para curar, prevenir el desarrollo de cáncer de hígado e insuficiencia hepática y obviar la necesidad de un trasplante de hígado”.

Actualmente, menos del 5% de los aproximadamente 3,2 millones de estadounidenses con hepatitis C se han curado, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Además, el CDC estima que entre el 50 y el 75% de las personas que viven con hepatitis C crónica no saben que están infectadas.

Referencia bibliográfica:

New England Journal of Medicine. http://content.nejm.org/

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