Virgen del cojín verde, Andrea di Solario, 1507- Museo Nacional del Louvre, París, Francia

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La lactancia materna en México está viviendo una de las crisis más serias desde 1992. A pesar de que aporta grandes beneficios a la salud, la nutrición y el desarrollo infantil, y contribuye a la salud materna previniendo el cáncer de mama, útero y ovario, esta cultura por la lactancia materna se está perdiendo.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y  Nutrición, la lactancia materna pasó, del 2006 al 2012, en zonas urbanas de 22.3% a 13.4%, y a escala rural de 36.9% a 18.5%. Estas cifras demuestran que en México hay una disminución en la población de niñas y niños que reciben leche materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, tal como recomienda la Organización Mundial de la Salud. Lo anterior, debido al impacto comercial de fórmulas lácteas y a la desinformación médica, señaló Darinel Isaac Gómez Ozuna, cirujano pediatra, durante la conferencia “Lactancia materna: mitos y realidades”, realizada en el marco de las sesiones académicas que organiza el Departamento de Salud en la Unidad San Cristóbal de Ecosur.

El doctor Gómez Ozuna mencionó que las cesáreas innecesarias generan que la lactancia materna se vea interrumpida durante las primeras horas de vida, así como el vínculo con la madre, teniendo repercusiones negativas para la estimulación temprana del recién nacido y la producción de leche materna.

Explicó que el hecho de que un niño pierda la lactancia materna incrementa un 50% la posibilidad de hospitalización en los primeros 5 años de vida, independientemente de la mejor fórmula artificial que se compre, debido a que la leche materna no es solo un alimento sino un complejo nutricional vivo que contiene anticuerpos, enzimas, ácidos grasos de cadena larga y hormonas, muchos de los cuales simplemente no pueden incorporarse en las formulas artificiales, por muy buena que sea.

Además, indicó que el consumo de fórmulas artificiales aumenta el riesgo de obesidad, diabetes mellitus e infartos cardiacos y cerebrales a largo plazo, mientras que la lactancia materna reduce drásticamente las muertes por infecciones respiratorias agudas y diarreas, dos importantes causas de mortalidad infantil, así como las muertes por otras enfermedades infecciosas.

Finalmente, hizo un llamado a la sociedad en general y a los trabajadores del sector salud a fomentar la lactancia materna brindando orientación sobre los  beneficios que conlleva esta práctica para la vida del recién nacido y de la madre.

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