Sonda espacial Deep Impact

Sonda espacial Deep Impact


El programa “Deep Impact” de la NASA, encaminado a cazar y estudiar los cometas fue concluido por la NASA, el 20 de septiembre de 2013, incluso a regañadientes de los científicos que lo operaban, después de que durante más de un mes el equipo del Jet Propulsion Laboratory (JPL) (Laboratorio de Propulsión a Chorro) no había podido comunicarse con la sonda que también ostenta ese nombre; el último contacto fue el 8 de agosto de 2013.

La sonda Deep Impact fue lanzada el 12 de enero de 2005, para viajar inicialmente alrededor de 268 millones de millas (431 millones kilómetros ) para aproximarse al cometa Tempel 1.

Deep Impact completó con éxito su omisión de seis meses en 2005, para investigar la superficie y composición interior de un cometa, y una posterior extensión de la misión al sobrevolar y observar a planetas, en una actividad que se prolongó desde julio de 2007 a diciembre de 2010. Desde entonces, la nave espacial se utilizó continuamente como un observatorio planetario para captar imágenes y otros datos científicos de varios objetivos de oportunidad, con sus telescopios e instrumentación.

El programa  que duró casi 9 años en el espacio, consiguió aproximadamente 500,000 imágenes de objetos celestes,  que incluyeron las logradas el 04 de julio de 2005, tras el impacto y posterior sobrevuelo de un cometa, en su viaje que incluyó alrededor de 4,700 millones de millas (7,580 millones de kilómetros).

“Deep Impact ha sido una fantástica nave espacial , de larga duración, que produjo muchos más datos de lo que habíamos planeado», dijo Mike Hearn , el investigador principal de Deep Impact de la Universidad de Maryland en College Park. «Ha revolucionado nuestra comprensión de los cometas y de su actividad”.

El 3 de julio de 2005, la nave espacial lanzó un impactador hacia la trayectoria del cometa, buscando llegar al núcleo del cometa el 4 de julio, 36 horas después del disparo. Este material que estaba por debajo de la superficie del cometa fue lanzado al espacio lo que permitió que pudiera ser examinado por los telescopios y los instrumentos de la nave matriz.

Dieciséis días después del encuentro con el cometa, el equipo de Deep Impact colocó a la nave en una trayectoria de regreso a la Tierra, para que pudiera encontrarse con otro cometa, el Hartley 2, lo que ocurrió el 4 de noviembre de 2010 .

“Seis meses después de su lanzamiento, la nave ya había completado su misión prevista para estudiar el cometa Tempel 1′», dijo Tim Larson , director del proyecto de Deep Impact en el JPL. ‘»Sin embargo, el equipo científico seguía encontrando cosas interesantes que hacer, y por el ingenio de nuestro equipo de la misión y los navegantes y el apoyo del programa Discovery de la NASA, la nave se mantuvo activa más de ocho años, con resultados sorprendentes a lo largo del camino'».

En su trayectoria Deep Impact, también observó seis estrellas diferentes para confirmar el movimiento de los planetas en órbita, y tomó imágenes y datos de la Tierra, la Luna y Marte. Estos datos ayudaron a confirmar la existencia de agua en la Luna, y trataron de confirmar la firma de metano en la atmósfera de Marte. Una secuencia de imágenes es una vista impresionante de la Luna en tránsito a través de la faz de la Tierra.

En enero de 2012 , Deep Impact realizó imágenes y accedió a la composición del cometa C/2009 P1 (Garradd). Tomó imágenes del cometa ISON este año y recopiló las primeras imágenes del cometa ISON cerca de la Tierra en junio.

Después de perder contacto con la nave el 8 de agosto de 2013, los controladores de la misión pasaron varias semanas tratando de hacer un enlace ascendente de sus comandos para activar sus sistemas de a bordo.

Aunque se desconoce la causa exacta de la pérdida, el análisis puso de manifiesto un problema potencial con el etiquetado de tiempo de la computadora lo que podría haber provocado la pérdida de control del rumbo de Deep Impact. Eso afectaría entonces el posicionamiento de sus antenas de radio, lo que dificultó la comunicación, y la recolocación de sus paneles solares, con lo cual la sonda no pudo conseguir la energía que le permitiera disminuir las frías temperaturas espaciales, lo que arruinó los equipos de a bordo, esencialmente propició que se congelasen la batería y los sistemas de propulsión.

Igualmente se apuntó que la sonda se dirigía hacia el Sol y que pudo no haber sobrevivido al encuentro.

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