La urbanización ha provocado una paradoja en el mundo: Por una parte, en el último decenio la proporción de personas que viven en barrios marginales se redujo más de la mitad: sin embargo, durante el mismo período, debido al rápido ritmo de la urbanización, en particular en los países en desarrollo, aumentó el número de personas que habitan en barrios marginales.

El primer lunes de octubre de cada año se conmemora el “Día Mundial del Hábitat”, el cual fue adoptado por la Asamblea General de la ONU en 1985 mediante su resolución 40/202, con la intención de “reflexionar sobre la situación de nuestros pueblos y ciudades y el derecho básico de todos a la vivienda adecuada. También tiene el propósito de recordar al mundo su responsabilidad colectiva para el futuro del hábitat humano”, apunta la ONU en sus consideraciones.

Así, en algunas regiones del África Subsahariana, el 70% de los habitantes de las zonas urbanas viven en barrios marginales y asentamientos improvisados, refiere Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Los barrios marginales suelen estar en las zonas menos idóneas y apropiadas para vivir, por ejemplo, en llanuras aluviales y laderas empinadas, y son intrínsecamente vulnerables a los fenómenos meteorológicos cada vez más severos, que causa el cambio climático.

Muchas de las personas que habitan en barrios marginales se vieron obligadas a migrar por la falta de oportunidades en las zonas rurales que antes habitaban o en sus países de origen y estos barrios marginales con frecuencia carecen de servicios básicos como los de abastecimiento de agua, saneamiento, suministro de electricidad y alumbrado público, recordó.

Ahí, en esas zonas, a menudo, la delincuencia es endémica, y las mujeres y las niñas son las más expuestas a ese riesgo. El desempleo, el subempleo y el costo del transporte a lugares distantes de trabajo agravan las dificultades.

En este Día Mundial del Hábitat, aliento a los gobiernos, las empresas, las instituciones académicas y las organizaciones no gubernamentales a que den voz a los habitantes de los barrios marginales y escuchen lo que tengan que decir. Tenemos la tecnología y los conocimientos para construir ciudades sostenibles desde el punto de vista económico, social y ambiental, basadas en soluciones locales. La ampliación de nuestras ciudades de una forma bien planificada y gestionada no solo es necesaria para satisfacer las necesidades de vivienda de nuestra creciente población urbana, sino que también es fundamental para luchar contra el cambio climático, proteger el medio ambiente y apoyar el desarrollo sostenible. Concentrémonos en un nuevo programa urbano que no deje a nadie atrás.

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