La transformación de la sociedad surge a partir de la revolución del conocimiento


La historia es la encargada de mostrar que las grandes revoluciones que se han dado a través de los años en el mundo han sido gracias al conocimiento. Todos los cambios ya sean sociales, políticos, económicos o artísticos, van acompañados del conocimiento, que hace que se rompan los paradigmas, dijo el doctor José Franco, coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, en su conferencia “Revoluciones en la ciencia”, que impartió en XLV Festival Cervantino, en Guanajuato.

La época que destaca es la que se dio en Europa del año 1500 al 1700 con el cambio del feudalismo a la modernidad, denominada la Revolución Científica. La Edad Media y su oscurantismo se caracterizó por la imposibilidad de cuestionar los dogmas religiosos, considerados como las grandes verdades reveladas y que no admitían la crítica. La Iglesia tenía un inmenso poder que trascendía el ámbito religioso, el cual se usó para frenar y condenar el pensamiento científico.

Sin embargo, las observaciones y mediciones de los ciclos de los cuerpos celestes permitieron a Copérnico entender que es la Tierra la que se mueve alrededor del Sol, al igual que los otros planetas. Esto contradecía la visión impuesta por la religión y trajo tal revuelo que llevó a prohibir la obra de Copérnico, De revolutionibus orbium coelestium. A casi 500 años de que se publicó esta obra, algunos países no han entendido el gran valor transformador de la ciencia, que es el motor fundamental que ha permitido el desarrollo científico y tecnológico que disfrutamos ahora.

La transformación de la sociedad surge a partir de la revolución del conocimiento

“Esta es, desafortunadamente, la realidad de México y América Latina. La astronomía y el resto de las áreas científicas se han quedado rezagada en nuestros países. No se tienen laboratorios ni observatorios competitivos y se ha hecho poco para generar esta infraestructura. Debe quedar claro que tenemos gente muy buena en todas las áreas, hay investigadores de primera línea en México, pero son pocos y no tienen las herramientas que se requieren para generar desarrollos que impacten al desarrollo social y económico del país. Falta crear y solidificar un ecosistema científico.

“La física del siglo XX, con el desarrollo de la relatividad y la mecánica cuántica, dispararon una gran explosión científica y tecnológica que permitió el advenimiento de las nuevas energías, la electrónica, el cómputo, las telecomunicaciones y las redes de sociales, la exploración espacial, etcétera. Estas tecnologías impulsan el desarrollo de la biología, la medicina, la química, las ciencias de la Tierra y alimentan todos los desarrollos que modifican nuestra vida. Por ejemplo, la informática ha permitido que la bioinformática, con la biología molecular y la biofísica, resolvieran las complejidades del genoma humano y ahora se cuente con herramientas como el CRISPR para realizar modificaciones precisas a nivel genético. Las aplicaciones han sido muchas, la lista es muy larga”, señaló el doctor José Franco.

México y su baja inversión en CTI

Nuestro país tiene una pobre participación en la innovación y desarrollo tecnológico que se genera en el mundo y no hay forma de cambiar esa situación si no se sitúa el conocimiento como una prioridad para todos los mexicanos, puntualizó el doctor Franco.

“México no tiene productos competitivos para el mercado mundial debido a la falta de participación de la industria nacional en la creación de los productos con alto valor agregado. Nos hemos quedado atrás, somos consumidores y no vamos a salir de esa situación a menos que la inversión y la dirección que se le dé a la ciencia y la innovación cambie.

“Este problema viene de muchas décadas atrás, la participación privada en investigación y desarrollo es y ha sido muy pobre, con consecuencias clarísimas. La primera es que la planta de científicos e ingenieros mexicanos es pequeña comparada con economías similares a la nuestra; segundo, no se ha generado infraestructura de investigación en los sectores productivos. La ciencia y la innovación que se hace en México no ha podido impactar a la sociedad y la economía de la forma en que debía, lo cual es una lástima”, mencionó el coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

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