Las sociedades neolíticas excluían a los menores de cinco años de los enterramientos

Sepulcro megalítico de La Cascaja. / Vallenajerilla.com


Una investigación de Teresa Fernández-Crespo y Concepción de la Rúa, del dpto. de Genética, Antropología Física y Fisiología Animal de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) cuestiona la extendida idea de que durante el Neolítico final y el Calcolítico las sociedades eran igualitarias. Este trabajo, publicado en la revistaJournal of Archaeological Science.

Los datos los obtenidos en siete tumbas megalíticas de La Rioja y Álava apuntan que se excluía de los enterramientos a determinados individuos por “criterios de edad y tal vez de sexo”. Así, la existencia de un reclutamiento funerario que marginaba a buena parte de la población podría estar indicando que el uso colectivo de un mismo espacio funerario –que ha sido entendido a menudo como signo igualitario de las sociedades megalíticas– estaría en realidad enmascarando los privilegios de unas comunidades incipientemente jerarquizadas.

“En el artículo proponemos que hubo una selección intencional de los sepultados, basándonos en que la composición demográfica de los megalitos muestra importantes anomalías con respecto a una población natural de tipo arcaico. El sesgo identificado, que afecta casi sistemáticamente a los niños menores de cinco años y a ciertos adultos, sobre todo femeninos, podría estar indicando que el acceso a los dólmenes quedaba restringido solo a aquellas personas que gozaban de determinados derechos o privilegios, en contra de lo sostenido habitualmente por la literatura arqueológica tradicional”, revela Teresa Fernández-Crespo.

El trabajo ha analizado siete dólmenes, dos de ellos situados en un municipio de la actual provincia de Álava y cinco en La Rioja

El trabajo ha analizado siete dólmenes, dos de ellos situados en un municipio de la actual provincia de Álava (Alto de la Huesera y San Martín, ambos en Laguardia) y cinco en localidades de la Comunidad Autónoma de La Rioja (La Cascaja en Peciña, Collado del Mallo en Trevijano, Peña Guerra II en Nalda, Collado Palomero I en Viguera y Fuente Morena en Montalvo de Cameros).

El número de individuos, hallados en estas siete tumbas megalíticas es diverso y varía entre menos de diez –en el caso de Fuente Morena, por ejemplo– y más de un centenar de sujetos –en el caso de Alto de la Huesera–, haciendo un total de 248.

Análisis de isótopos

Respecto a la idea de que los monumentos fueran espacios funerarios reservados para un grupo específico de la población, una posible explicación, aunque no la única,  podría estar relacionada con la existencia de diferentes estatus entre la población.

“Si aceptamos esta hipótesis, sería plausible que los restos de aquéllos que tuvieran una posición social más baja fueran depositados en otras estructuras funerarias cuya construcción y mantenimiento requiriera menos esfuerzo como, por ejemplo, cuevas naturales, abrigos bajo roca o fosas. Sin embargo, el presente estado de la investigación no permite refutar que otras causas poblacionales o culturales puedan descansar detrás de esta selección de inhumados. A este respecto, es posible que los análisis de isótopos estables que estamos realizando actualmente en la Universidad de Oxford sobre restos óseos procedentes de algunas de estas tumbas puedan arrojar algo de luz sobre el asunto”, concluye Fernández-Crespo.

(UPV/EHU)

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