Más de 40 por ciento de los alumnos universitarios en México, sin estrategias para organizar un texto


Las instituciones de educación superior deben ser fuente de certidumbre para la población, en términos de considerar su producción académica y científica como un bien público a partir del cual se promueva la opinión y la discusión, afirmó el doctor Rodolfo Suárez Molnar, rector de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Entrevistado en el programa Panorama UAM, conversaciones con los rectores de las unidades académicas, transmitido por UAM Radio 94.1 FM, dijo que esta casa de estudios debe ser “una caja de resonancia de lo que ocurre afuera, porque no podemos pensar en una institución sorda y ciega separada de la sociedad donde suceden manifestaciones en diferentes temáticas y que se encierre como si nada estuviera pasando”.

Las universidades “no pueden salir a hablar desde la alta cultura ni como si tuvieran la verdad en la bolsa”, ya que hay elementos del multiculturalismo y críticas al conocimiento científico que permiten pensar que no son dueñas de la verdad y tienen que jugársela en el terreno político, por lo que “no deben ser un espacio de adoctrinamiento, sino una caja de resonancia donde la sociedad puede expresar sus propios capitales culturales que considera fundamentales”.

El doctor en filosofía de la ciencia por la Universidad Nacional Autónoma de México destacó que “nos ha faltado entender mucho más finamente cuáles son esos capitales culturales y que la comunidad se sienta reflejada en un proyecto de preservación y difusión de la cultura”.

La Unidad Cuajimalpa, en particular el equipo de cultura y extensión universitaria, tiene una preocupación muy franca por poder vincular los procesos culturales y sociales, por ejemplo, en materia de desaparición forzada y, en ese sentido, “estamos trabajando con familiares, literatos y periodistas perseguidos”.

Hay todo un proyecto que está en proceso de construcción “pero que tiene que ver con generar una agenda múltiple de extensión universitaria en la que la institución atiende algunos temas relacionados con los capitales culturales de su población y con el estado por el que atraviesa el país”.

El autor del libro Explicación histórica y tiempo social indicó que “nuestra idea es abrir una serie de espacios donde no haya imposición y sea posible que la comunidad ponga en juego sus reflexiones sobre la universidad”.

Un año después de haber iniciado su gestión en ese campus universitario “nos parece importante impulsar un proceso de apropiación por parte de la comunidad del proyecto original y su articulación con la institución en su conjunto”.

En el contexto por el que pasa esta sede académica hay una serie de elementos sustantivos, los cuales pasan, por ejemplo, por una discusión abierta sobre violencia de género y dignificación de los espacios, entre otros temas.

Si bien todavía “no puedo pensar en resultados ya cumplidos, se ha abierto un lugar para la población estudiantil en términos del proceso de apropiación del proyecto universitario y “en ese contexto hay una serie de cambios relevantes respecto de cómo la comunidad se hace cargo de sí misma y de su propósito, más allá de lo que se planeó originalmente”.

Este proceso no tiene que ver sólo con la asimilación de su infraestructura física, sino con la forma en que los alumnos hacen suyos los planes de estudio, de un proyecto cultural o de los sitios en los que la sede realiza sus funciones sustantivas

La Unidad Cuajimalpa tiene ante sí “un interesante problema” vinculado con la definición de cuál es el modelo de universidad en el que está pensando, porque “tendemos a creer en un patrón único y a medirse con estándares”. Los rankings de instituciones de educación superior “son una locura”, porque muchas no pueden medirse entre sí, porque “van por carriles completamente distintos y tendrían que calcularse por estándares distintos”.

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