Preparando un cigarro de marihuana, Xinhua/Oscar Rivera (archivo)

Preparando un cigarro de marihuana, Xinhua/Oscar Rivera (archivo)


Claudia Peralta Vázquez

Legalizar la cannabis, mejor conocida como mariguana, sería un grave y lamentable error que obligaría a tomar difíciles decisiones con resultados visibles sólo a largo plazo, derivado de haber puesto a la mano una sustancia comprobadamente capaz de provocar adicción, además de otros problemas de salud y daños a la sociedad, expresó Rafael Velasco Fernández en su libro La mariguana: el debate.

“El mundo no se acabará con una medida como ésta, incluso si se decidiera legalizar todas las drogas estaríamos facilitando comportamientos que llevan al deterioro de la razón, que es el sustento del juicio del hombre y en el cual confío.”

El investigador de la máxima casa de estudios confió en que los mejores cerebros propondrán lo necesario para combatir con éxito los males generados por la insensata decisión, si llegara a tomarse, agregó.

Al momento, no existen planteamientos diferentes a los dos ya conocidos en sus formas extremas: la legalización, como la llave de oro que resuelve de tajo el problema de la violencia, o bien la guerra contra los delitos que implica el consumo, suponiendo que el número de encarcelamientos constituye la medida del éxito.

Durante el evento, que tuvo lugar en la USBI y al que asistieron nueve alumnos de la generación 2013-2015 de dicho posgrado, resaltó que el ser humano ha sobrevivido a la insensatez, al terrorismo, la intolerancia y el consumo de drogas causantes de adicciones, “por lo que lograremos controlar esta amenaza en un par de generaciones más”.

Rafael Velasco destacó que el uso de la mariguana tiene consecuencias negativas sobre la salud individual y colectiva, por lo que toda política de salud y de seguridad pública debe considerar dos metas: evitar el consumo y restringir el acceso a la droga.

Señaló que el tema del debate sobre la legalización de las drogas hasta ahora prohibidas, en particular de la mariguana, ha producido una polarización de ideas con un componente emocional que a veces raya en el fanatismo, de tal modo que suele exhibirse intolerancia e incapacidad para coincidir en el razonamiento.

Opinó que en dicho debate se puede adoptar el enfoque científico, tomando como base la evidencia de investigaciones serias sobre el tema, así como los resultados de acciones preventivas hasta ahora realizadas.

“Creo que mi libro aporta aspectos fundados de la ciencia, por ello espero que los conocimientos ya probados a los que recurro y el ejercicio del juicio crítico, proporcionen al ciudadano común elementos para tomar partido en la confrontación de ideas.”

Las acciones propuestas obedecen a estrategias bien sustentadas y políticas acordes con la posición que México siempre ha mantenido en las convenciones convocadas por las Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Además, dijo, hay razones para esperar una mejor participación de la sociedad, ahora que se ve con claridad la necesidad de un esfuerzo compartido entre los tres órdenes de gobierno y de la ciudadanía en su totalidad.

De acuerdo con datos de la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de las Drogas y la Prevención del Delito (ONUDD), el consumo de drogas ilegales tiende a estabilizarse en el mundo desde hace seis años. Tan sólo el 0.6 por ciento de los adultos la consume de forma problemática.

También establece que Estados Unidos y algunas naciones de Europa encabezan la lista de países con mayor número de consumidores en el mundo, seguidos de Australia y Nueva Zelanda.

Por el contrario, naciones como Suecia, Chipre, Noruega, Islandia, Dinamarca, Grecia y Finlandia, destacan por la aplicación de programas exitosos al respecto.

Otro dato relevante aportado por Velasco Fernández es que el consumo de drogas ilícitas en el mundo cayó 40 por ciento entre 1979 y 2012, siendo 1978 el peor año en Estados Unidos.

La mariguana está clasificada como ilegal desde que la ONU, a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así lo propuso considerando los daños que puede producir.

La Convención de Ginebra de 1961, signada por todos los países asistentes, avaló esa decisión, con base en evidencias científicas obtenidas. Años después, la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) la clasificó en el capítulo de las drogas ilegales más adictivas y peligrosas.

El investigador de la UV detalló que se denomina mariguana a las hojas secas de la planta cannabis, principalmente la sativa y la índica, especies que contienen más tetrahidrocannabinol (THC), sustancia responsable de los efectos en el cerebro producidos cuando se fuma.

Subrayó que se trata de una droga psicoactiva porque su principal acción ocurre en el psiquismo de quien la consume; adictiva, porque es capaz de producir adicción, e ilegal, por su estatus jurídico.

Cabe destacar que el 35 por ciento de los casos de quienes la consumen en la adolescencia sufren de trastorno psicótico y esquizofrenia.

Los signos y síntomas que se presentan dentro de las dos primeras horas después del consumo de una dosis típica (uno o dos cigarrillos de cannabis) son: dilatación de los vasos de las conjuntivas de los ojos (ojos enrojecidos), aumento del apetito, sequedad de la boca, taquicardia (aceleración del ritmo de los latidos del corazón), disminución discreta de la temperatura corporal, pérdida moderada de la fuerza muscular, náuseas, cefalea o dolor de cabeza, broncodilatación, elevación de la presión arterial y, en sujetos predispuestos, convulsiones.

Los efectos psicológicos de la intoxicación se presentan como cambios significativos del comportamiento y del estado emocional, parecidos a los que provoca el alcohol: descoordinación motriz ligera, euforia o sensación de bienestar, risas a veces incontrolables, ansiedad, sensación de que el tiempo transcurre más lentamente y obstaculización del juicio crítico.

Entre los efectos a largo plazo se encuentran: consumo en una cantidad mayor y durante un tiempo más prolongado a lo previsto, deseo persistente de fumar la droga, dedicación de un tiempo excesivo a las actividades necesarias para obtenerla, suspensión progresiva de actividades positivas, ocupacionales y recreativas, faltas en el trabajo, escuela y hogar, entre otras.

El autor cerró la presentación de su obra con la siguiente frase: “En última instancia, la adicción no sólo es más que un viaje desde la libertad de consumir una droga hasta la esclavitud de no poder dejarla, desafortunadamente millones de jóvenes en el mundo sólo tienen boleto de ida”.

Cabe citar que el investigador de la máxima casa de estudios en 2008 obtuvo el Premio Nacional de Medicina en el campo de la salud mental, y actualmente funge como miembro del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana sobre la Adicción, A.C. (AMESAD).

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