Xalapa, Ver., 01 de junio de 2012.- “El conocimiento es infinito, nunca debemos dejar de aprender porque siempre habrá algo nuevo por ahí”, dice la pintora orizabeña Leticia Tarragó en el homenaje a su carrera artística en la USBI, como parte del programa Mujeres de Ideas Largas.

Entre la multitud de admiradores y reporteros, Leticia Tarragó camina mirando de un lado a otro, la llevan del brazo a saludar a alguien y le ponen una copa de vino en la mano, entre tropezones y codazos ofrece una breve entrevista.

Su sonrisa amable espera la primera pregunta:

¿Por qué es importante en su obra reflejar tópicos tan marcados como las niñas y los sueños?.

Porque es parte de mi individualidad, mediante ese tipo de expresión reflejo mis sentimientos y vivencias; en el caso de la figura femenina, exploro mi propia femineidad. Los hombres me encantan pero en otro aspecto, no para pintarlos.

Me gusta trabajar con mujeres y niñas porque es como contar un cuento, yo meto figuras, personajes que observan y que ven un entorno, y a partir de ahí pues cuento una historia.

¿Cómo percibe el interés artístico de los jóvenes, cómo cree que están abordando ellos el arte?

Lo que creo que está pasando es que no hay lugares para que ellos aborden el arte, lo que falta en Xalapa o el estado, son museos de arte contemporáneo a dónde los jóvenes puedan ir y ver obra constantemente, a donde puedan ver exposiciones de diferentes artistas y corrientes para que se nutran del arte.

Yo creo que el problema de la época actual es que los medios digitales están aislando mucho a los jóvenes, en pequeños cubículos, con su computadora, con su iphone, y no ven a su alrededor; yo veo que entran a un lugar donde hay cuadros y no voltean, ¿por qué? porque nada más ven lo que está en la pantalla de la computadora o el aparato que tienen a la mano.

En el terreno del futuro de su trabajo artístico, ¿hacia dónde se dirige su obra?

Bueno, yo prefiero dejarme llevar, siempre estoy experimentando algo nuevo, ahorita estoy haciendo escultura en pequeño formato, en plata y bronce, pero sigo fluyendo de una forma natural.

¿Recuerda alguna obra en particular que le haya costado mucho trabajo, que haya representado un momento crítico en su vida?

No porque los momentos críticos suceden con mucha frecuencia, y me suceden cuando quiero hacer un cambio, cuando ya me cansé de esto y quiero hacer aquello, ahí viene una crisis pequeña, pero no me dejo aplastar, no soy muy complicada en eso. Lo que no me gusta es quedarme sin hacer nada, ya que esa disciplina y actividad continua me permiten tener mayor solidez en mi obra, que si no sigo, se rompe.

¿En su labor de difusión del arte a qué obstáculos se ha tenido que enfrentar?

En lo personal no tengo ningún obstáculo, lo que veo como tal es que los gobiernos no apoyan la actividad cultural y ese es el principal problema, por otro lado, la gente quiere aprender y yo sí he encontrado un espacio para promover el arte.

¿Qué autores o corrientes la han influenciado su obra?

Son muchos, de chica, Goya era mi ejemplo, después Remedio Varo, en cada etapa de mi vida hay un pintor que me gusta mucho, pero no hay uno que en especial haya delimitado mi obra, todos tienen algo que ofrecer, y bueno, uno nunca deja de aprender.

Cuando Leticia Tarragó ya no tuvo que dar más entrevistas, sonrió.

De sus ojos salió un destello de esa luz creadora que la desborda, que se reflejó en sus cuadros.

Volteó y algo dijo, para luego tomar la copa de vino y, ahora sí, poder probar el líquido destilado de la uva.

Fue su homenaje.

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