Raúl Rojas González y los automóviles inteligentes

Raúl Rojas González y los automóviles inteligentes


Con la próxima entrada al mercado de los vehículos autónomos y para evitar accidentes automovilísticos, así como mejorar el tránsito en las ciudades, en un futuro cercano, es decir, como en dos o tres años, los vehículos tendrán la capacidad tecnológica para comunicarse entre sí, aseguró el mexicano Raúl Rojas González, especialista en inteligencia artificial aplicada a la industria automotriz.

Raúl Rojas fue nombrado el «Catedrático Universitario del Año» en el 2015, en una ceremonia realizada el 23 de marzo, organizada por la Asociación de Facultades Universitarias de Alemania (DHV), por su labor en la Universidad Libre de Berlín, siendo el primer latinoamericano en recibir esta distinción en Alemania; es mexicano de nacimiento y nacionalizado alemán desde 1996. Hablá español, inglés, alemán, francés e italiano.

Durante su participación en el Primer Foro Internacional de Talento Mexicano Innovation Match MX, el egresado del Instituto Politécnico Nacional, destacó que los vehículos autónomos, es decir, los que no necesitan un piloto, son el futuro de la industria automotriz.

Estos automóviles también tendrán la capacidad de compartir información entre ellos y comunicarse. “A partir de 2018 habrá comunicación entre vehículos, lo cual será muy importante para coordinar la circulación vial”.

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Destacó que en países como Estado Unidos ya se está analizando la legislación para que esta innovación pueda entrar al mercado de manera segura y controlada en los próximos años.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Qué información se compartirán los vehículos?

Raúl Rojas González (RRG): La telecomunicación va a entrar de manera obligatoria porque es muy probable que la ley establezca que todos los vehículos nuevos van a tener comunicación.

Aún no está claro qué tipo de información se compartirán, pero por lo menos la ubicación y la velocidad serán datos que sí tendrán que intercambiar; apenas se están definiendo esas cosas, hay ideas, pero más allá de ideas no hay soluciones.

Pero para que un vehículo le comparta su ubicación a otro, primero hay que garantizar que son vehículos y que no son hackers que están mandando señales falsas. Creo que los vehículos van a tener que intercambiar credenciales, es decir, van a tener que decir “soy el vehículo tal, producido por Ford o la marca que sea”.

No está claro aún quién va a producir esas credenciales, quién las va a validar, cuál es el tiempo de respuesta, porque si hay un vehículo que viene atrás de mí a 180 kilómetros por hora y me rebasa, solo tendré unos cuantos segundos para intercambiar credenciales. Todas estas cuestiones técnicas todavía están en desarrollo.

La privacidad será uno de los puntos básicos porque teniendo vehículos que intercambian información y ponen todo en la nube, se vuelve indispensable garantizar el uso adecuado de la información.

AIC: ¿Qué características tiene el vehículo autónomo que usted desarrolló?

RRG: Tiene una serie de sensores, tiene 64 láseres rotatorios que lo que hacen es mandar pulsos de luz, cuando los pulsos de luz regresan a la unidad electrónica se mide el tiempo de vuelo y así se puede determinar la distancia.

Se tiene un alcance de hasta 70 metros, con lo cual tenemos una visión de tercera dimensión para que podamos programar el comportamiento de la manera adecuada. Tenemos láseres en la parte frontal y trasera, además de nueve radares que apuntan hacia adelante, hacia atrás y hacia los costados, esto para saber si se puede cambiar de carril o no.

Además cuenta con nueve cámaras de video, de las cuales cuatro cubren todo el entorno del vehículo y nos da una perspectiva de 360 grados para detectar los obstáculos que tenemos alrededor.

Las otras cinco cámaras se encuentran ubicadas atrás del parabrisas, de estas cinco, dos están dirigidas a detectar semáforos, dos para detectar a los peatones y una para detectar el carril por donde está circulando el vehículo.

Cabe destacar que la cobertura de los sensores y radares es altamente redundante, los radares tienen un alcance de hasta 500 metros.

AIC: ¿Los vehículos autónomos son más inteligentes que un conductor?

RRG: Es que tienen más información, los vehículos autónomos van a ser más seguros que manejar como se hace actualmente con personas que pueden distraerse o pueden perder de vista a alguna persona u objeto que pudiera generar un accidente.

AIC: ¿La inteligencia artificial ya superó al ser humano?

RRG: No, la inteligencia artificial ha hecho mucho, ha producido muchos avances, pero no está al nivel de un humano, las personas somos más inteligentes que una computadora, claro que las computadoras para cuestiones especiales como revisar textos, para ver si todas las palabras están en el diccionario o no, pueden ser mejores que una persona individualmente, pero no tienen todavía la visión de entender lo que está sucediendo como para sustituir a un humano, yo creo que los humanos todavía tenemos mucha cuerda para que las computadoras nos rebasen.

AIC: ¿Estos vehículos pueden funcionar con la misma confiabilidad en las ciudades, cuando la complejidad de manejo es aún mayor?

RRG: En los prototipos que circulan en algunas ciudades el vehículo nunca puede ir solo, siempre tiene que ir una persona “al volante” dispuesta a intervenir y lo puede hacer solo tocando el freno del vehículo, con lo cual se desconectan las computadoras y el conductor ya puede tomar el control.

AIC: ¿Se tiene que cambiar la programación para la ciudad en que va a circular?

RRG: Sí se tiene que cambiar un poco la programación ya que en cada ciudad hay diferentes reglas de tránsito e incluso los semáforos están en distintas ubicaciones o las calles tiene diferentes medidas.

RaulRojasGonzalezAIC: ¿Cuál fue el principal reto al probar su vehículo en México?

RRG: Reconocer obstáculos como baches y obras de construcción. Cuando lo probamos en México tomamos una carretera de Sonora que estaba en reparación hasta la frontera con Sinaloa.

Pasamos por carreteras muy peligrosas, por ejemplo, pasamos por un puente difícil de navegar porque el carril es muy angosto y la distancia al borde del puente es de 20 centímetros, no había margen para ningún error, cualquier falla de la computadora podía generar un accidente.

Cuando lo probamos en la Ciudad de México también nos enfrentamos al problema de la anchura de los carriles, tuvimos que rebasar un camión de transporte público a 10 centímetros de distancia.

Además, en vialidades como la glorieta de la Diana Cazadora las líneas de los carriles desaparecen y a la hora de programar hay que tomar en cuenta estas situaciones para el comportamiento de los vehículos.

AIC: ¿Cuándo saldrán al mercado los vehículos autónomos?

RRG: Probablemente en 2018, pero esta tecnología no va a entrar de golpe a la industria automotriz, va a entrar poco a poco, primero a través de sistemas denominados de asistencia al conductor.

AIC: ¿Este tipo de vehículos llegará pronto a México?

RRG: Sí, la industria automotriz es una industria global, lo que se vende en un país lo lleva también a otras naciones.

AIC: ¿Ya se ha probado el vehículo en condiciones extremas?

RRG: Sí, ya se probó en situaciones extremas, ya se probó en México. También hemos navegado en lluvia, con tormentas muy fuertes y ha tenido buena conducción, los sensores no tienen mucho problema con el agua. Asimismo, hemos navegado en nieve, lo cual se convierte en un problema cuando son nevadas muy fuertes, pero ya cuando son nevadas extremas yo como conductor, con o sin vehículo autónomo, no me atrevo a salir en esas condiciones. Las condiciones climáticas son importantes pero no son difíciles de superar.

AIC: ¿Ya se hicieron pruebas de toma de decisiones críticas?

RRG: Antes de que diera la licencia de manejo se hicieron pruebas de manejo en el aeropuerto, una de las pruebas en la que íbamos a 120 kilómetros por hora y el supervisor dijo «ahora ordénenle que dé un volantazo», si nos hubiera hecho caso, nos hubiéramos volteado.

La primera computadora ordenó que diera el volantazo pero una segunda computadora verifica todo lo que está sucediendo y si no le gusta el comando de la computadora de control, lo interrumpe y no lo ejecuta.

AIC: ¿Entonces el vehículo prefiere frenarse aunque provoque una colisión, antes que atropellar a un peatón?

RRG: Dependiendo, la computadora evalúa y si hay posibilidad se cambia de carril, pero si no hay de otra, se amarra.

AIC: En caso de que el vehículo se vea involucrado en un accidente, ¿quién tiene la culpa?


RRG: Esta pregunta me la hacen mucho en el sentido de que si va a haber un accidente y es posible cambiar de carril produciendo uno más pequeño, ¿el carro puede evaluar eso? La respuesta es que está prohibido, por la siguiente razón, la ley en Alemania dice que si una persona no va a estar involucrada en un accidente de tráfico, no debe uno involucrarla.

Por ejemplo, si voy en mi carril a 60 kilómetros por hora y voy a chocar, pero si cambio de carril ocasionaría un accidente más pequeño porque el carro que va en ese carril va a 40 kilómetros por hora, el carro no debe escoger a qué persona va a involucrar. Hay que ajustarse a las reglas.

AIC: Pero, ¿quién tiene la culpa?

raul rojas1RRG: Es un dilema, quién la tiene, ¿el que hizo el software, el que hizo el carro o el que hizo la computadora? Ahí lo que va a ocurrir es que se deberá tener una especie de seguro global independientemente de quién produjo el accidente.

AIC: ¿La primera vez que subió a este carro le dio miedo de que fallara?

RRG: No, porque antes hicimos muchas pruebas, además la primera se hizo en un aeropuerto, lo sacamos a carretera hasta que estuvimos seguros.

Navegar en la Ciudad de México sí me daba miedo, pero no porque fuera a fallar nuestro vehículo, sino por los otros carros, yo sé que nuestro carro maneja bien, pero los otros conductores no siempre respetan las reglas de tránsito.

AIC: Además de su aportación, ¿hay más participación mexicana en el desarrollo de este vehículo autónomo?

RRG: Sí, hay muchos estudiantes mexicanos becados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

AIC: Además de los becarios, ¿el Conacyt tiene otra participación en este proyecto?

RRG: Sí, Conacyt nos apoyó económicamente para traer el vehículo a México, lo más importante de la participación del Conacyt es el apoyo que ha dado con los recursos humanos para que jóvenes participen en el desarrollo.

AIC: Después de este vehículo que próximamente saldrá al mercado, ¿qué sigue en su carrera?

RRG: La jubilación, me tengo que jubilar algún día… No, ya, en serio, vamos a seguir trabajando en esto e ir puliendo este tipo de vehículos.

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