Los bioplaguicidas son "una veta de oportunidades": académico de la Universidad Autónoma Metropolitana


Las plagas de insectos en la agricultura y en otros espacios como escuelas, parques, hospitales, oficinas y casas-habitación pueden ser controladas de una manera biológica, utilizando los enemigos naturales de los insectos –que también pueden ser insectos u otros microorganismos como bacterias y hongos– sin la necesidad de plaguicidas químicos, señaló el doctor Octavio Loera Corral, académico del Departamento de Biotecnología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al sustentar la Conferencia ¿Cómo se controlan las plagas de insectos sin insecticidas químicos?, realizada el pasado 9 de febrero en la sala Cuicacalli dentro del ciclo Lunes en la Ciencia. 40 Años de Ciencias y Saber en la UAM Iztapalapa, el investigador de la Unidad Iztapalapa de la UAM dijo que existen numerosos beneficios en la utilización de bioplaguicidas, entre ellos que disminuyen las intoxicaciones, accidentes y riesgos en la salud humana y en el ambiente que causan los insecticidas químicos.

Otras ventajas en el uso de bioplaguicidas es que no generan filtración de químicos en los suelos y cuerpos de agua, además pueden usarse junto con plaguicidas químicos para mejorar el control sobre las plagas. También dan un valor agregado de las cosechas, ya que los productores pueden certificar sus productos como “orgánicos”.

Sobre la importancia de la agricultura orgánica, Loera Corral destacó que en América Latina menos de uno por ciento de las tierras cultivables está destinado a la agricultura orgánica, “de ahí que ésta posea un potencial de crecimiento tremendo”.

Indicó que en Estados Unidos (EU) y Canadá la compra actual de productos orgánicos equivale a 20 mil millones de dólares al año. “Esta cantidad es similar a las remesas enviadas por nuestros paisanos desde esos países y un poco más de las ganancias que deja la industria del turismo en nuestro país, de ahí que los bioplaguicidas representan toda una veta de oportunidades”, insistió.

El especialista en mejoramiento genético de hongos para el control de plagas destacó que en el mundo se prevé que para 2017 las ventas anuales de bioplaguicidas serán alrededor de 3,700 millones de dólares. “Esto es cerca de 50,000 millones de pesos, un poco más que el presupuesto anual del Instituto Politécnico Nacional y las universidades Nacional Autónoma de México y Autónoma Metropolitana”.

Octavio Loera explicó que la biotecnología contribuye en el desarrollo y fortalecimiento de los alimentos sin que éstos pierdan sus propiedades nutricionales; además ayuda en la industria farmacéutica en la elaboración de nuevos medicamentos (por ejemplo, antibióticos de nueva generación) “y aporta en la limpieza de sitios contaminados como suelos, agua y emisiones atmosféricas, entre otros”.

De una manera más particular, la biotecnología contribuye en el control de plagas de insectos que causan grandes devastaciones y daños económicos en la agricultura intensiva a campo abierto, en los alimentos ya cosechados, almacenados o en la cadena de transporte.

Sostuvo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) propone un programa a escala mundial donde se establecen políticas para el manejo integral de plagas. “La FAO recomienda el control biológico de las plagas, esto es, utilizar los enemigos naturales de los insectos, que también pueden ser insectos o microorganismos que están en el campo y en las mismas cosechas”.

Entre esos “enemigos naturales” están algunos nematodos (gusanos de no más de 3 mm) capaces de crecer dentro de los insectos-plaga, o bien, algunos insectos semejantes a las catarinas que se alimentan de los insectos-plaga y algunos microorganismos como bacterias, virus y hongos entomopatógenosque causan enfermedades a los insectos, “por eso se llamanentomopatógenos”.

(UAM)

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