Los osos polares resisten peor el deshielo del verano de lo esperado

Los investigadores John Whiteman y Merav Ben-David inspeccionan el lugar donde se ha implantado el sistema de registro de temperatura en un oso polar sobre el hielo marino al norte de la bahía de Prudhoe, Alaska, en abril de 2009 / Mike Lockhart


Un estudio que publica la revista Science, liderado por la Universidad de Wyoming (EE UU), indica que cuando los recursos de alimentación escasean durante la época estival los osos polares reducen su gasto energético, pero no lo suficiente para compensar la escasez de alimento.

«Hemos descubierto que los osos polares son incapaces de prolongar significativamente su dependencia de la energía almacenada, lo que confirma su vulnerabilidad a las oportunidades de caza en situaciones de pérdida de hielo marino», declara John Whiteman, estudiante de doctorado de la Universidad de Wyoming que dirigió el proyecto.

Este hecho aumenta la preocupación sobre el futuro de la especie, ya que el incremento de la pérdida de hielo representa una amenaza significativa para la supervivencia de estos carnívoros. Con el deshielo del verano, los territorios de caza de los osos disminuyen y deben desplazarse a tierra firme para buscar comida, donde es menos abundante.

Algunos científicos habían sugerido que estos osos compensaban la situación con un estado de baja energía denominado ‘hibernación sonámbula’ y que esta estrategia les ayudaba a sobrevivir a pesar de la pérdida de hábitat causada por el cambio climático. Sin embargo, este trabajo indica que en realidad gastan mucha energía en los meses calurosos.

Un seguimiento sin precedentes

Los investigadores llegaron a esta conclusión mediante la captura de más de dos docenas de osos polares, la implantación de sensores de temperatura y el seguimiento de sus movimientos en tierra y sobre el hielo en el océano Ártico al norte de Alaska y Canadá, entre 2008 y 2010.

Este estudio sin precedentes estuvo logísticamente apoyado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) y financiado por la Fundación Nacional de Ciencia, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre, así como la Agencia de Protección Ambiental. Asimismo, requirió de la asistencia de numeroso personal, múltiples helicópteros y el despliegue al mar polar del rompehielos de la Guardia Costera de Estados Unidos.

«Muchos colegas –incluso algunos de nuestro propio equipo– dudaban si sería posible este trabajo hasta que lo hicimos», asegura Merav Ben-David, profesora de la Universidad de Washington que ha desarrollado el plan de investigación junto con el profesor Hank Harlow, ecofisiólogo del departamento de Zoología y Fisiología de la misma universidad, y Steve Amstrup, actualmente jefe científico de la organización Polar Bears International. «Este proyecto era logísticamente tan intenso que nunca se podrá replicar», añade.

Un joven oso polar sobre el hielo de las aguas del Océano Ártico en octubre de 2009. / Shawn Harpero

Un joven oso polar sobre el hielo de las aguas del Océano Ártico en octubre de 2009. / Shawn Harpero

 

¿Cómo guardan el calor al nadar?

Los científicos descubrieron, además, que los osos polares utilizan una respuesta fisiológica inusual para evitar la pérdida de calor mientras nadan en las frías aguas del Ártico.

Para mantener una temperatura corporal interior que les permita sobrevivir más tiempo, los osos enfrían temporalmente los tejidos exteriores de su abdomen para formar una especie de caparazón de aislamiento –un fenómeno llamado heterotermia regional–.

«Esta heterotermia regional puede representar una adaptación del nado a larga distancia, aunque se desconocen sus límites», apuntan los científicos que, en una publicación anterior en la revista Polar Biology, señalaron que uno de los osos del estudio sobrevivió nueve días nadando 600 km. Recapturado siete semanas después, el oso había perdido el 22% de su masa corporal.

Referencia bibliográfica:

J.P. Whiteman; H.J. Harlow; R. Anderson-Sprecher; S.E. Albeke; M. Ben-David, WY; G.M. Durner; E.V. Regehr.»Summer declines in activity and body temperature offer polar bears limited energy savings», Science 349: 295 – 298, 17 de julio de 2015.

(SINC)

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